Ingenieros de Montes .- “Los montes no arden solos”, afirma Carlos del Álamo, Decano del Colegio de Ingenieros de Montes. “Alguien los quema, bien de forma intencionada o bien por negligencia”. Según Del Álamo, “el rayo, el incendio natural, es responsable únicamente de la aparición de, como mucho, el 5% de los incendios forestales”. El resto es causa del factor humano.

No se puede responsabilizar al monte de la aparición de incendios forestales. “El daño por incendio forestal –recuerda el Decano del Colegio de Ingenieros de Montes- es un producto de la actividad incendiaria y de la dimensión que alcanza el incendio en base a diferentes factores: biomasa, humedad, temperatura y velocidad del viento, entre otros”.

Para los Ingenieros de Montes la mejor prevención es el uso y la gestión sostenible del monte. Por eso “debemos empezar por reconocer el trabajo en favor del bienestar de nuestra sociedad que realiza el propietario forestal: no sólo es responsable de la conservación de un bosque que es fuente de vida y biodiversidad, sino que favorece el desarrollo económico y la creación de empleo”. Las trabas legales y administrativas que se imponen hoy en día al selvicultor para aprovechar sus montes dificultan mucho la gestión sostenible y el desarrollo económico de las comarcas forestales de nuestro país. Ello provoca un menor rendimiento del mismo y, por tanto, un abandono paulatino del esfuerzo por la conservación del monte y de la prevención de los incendios forestales.

“Desde el Colegio de Ingenieros de Montes -expone Carlos del Álamo- defendemos una acción forestal que ponga en valor los servicios ambientales del monte vinculados al uso público y las materias primas forestales para la industria forestal, que evite la aparición de incendios forestales, así como una vigilancia disuasoria que evite la acción incendiaria en el monte”.

Es muy importante la inversión económica de las administraciones públicas en la prevención y extinción de incendios forestales, pero nunca será suficiente y, por tanto, en estos momentos, hay que implicar e incentivar a los propietarios de montes, que en nuestro país, se estiman en cuatro millones de personas en la defensa y prevención de los riesgos de incendios en los montes.

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