Sin embargo, "natural", "antioxidante" y "ecológico" se han convertido en palabras fetiches para impulsar ventas, y "transgénico" en su antagonista, al menos en Europa.
Ante estas modas, Mulet asevera que es "absolutamente imposible vivir sin transgénicos". "No los comemos pero están en la ropa, en la mayoría de los medicamentos, en muchas enzimas que se utilizan en la industria", dice hoy en una entrevista con Efe.
Y llegarán al estómago, augura: "En el laboratorio hay tomates ricos en antioxidantes, trigo apto para celíacos, carne con menos colesterol… Y es cuestión de unos pocos años que salgan al mercado. Cuando la gente vea las ventajas que le aportan, la percepción tiene que cambiar, entre otras cosas porque si no Europa se va a quedar aislada tecnológicamente".
Porque no todo lo natural es bueno, defiende en "Comer sin miedo" (Destino): "Las amanitas faloides, el veneno de serpiente y la toxina botulínica son muy naturales".
Acusa de "falta de rigor científico" a la agricultura ecológica
También habla sobre algunas "falacias" que rodean a la agricultura ecológica, a la que acusa de "falta de rigor científico". "Agricultura y ecología son dos términos antagónicos, como un político español honrado, porque la agricultura siempre tiene un impacto ambiental e introduce plantas cultivables cargándose el equilibrio ecológico de un terreno", avisa.
"Me parece bien que se compren productos ecológicos, pero que sepan lo que están comprando. En España, según las encuestas, la mayoría de sus consumidores dicen que es por cuestión de salud, pero no hay ningún dato científico que lo corrobore. Los nutrientes son los mismos", añade en la entrevista.
Si es por recuperar sabores perdidos, reta a hacer una cata a ciegas entre un tomate ecológico y otro convencional para darse cuenta de que "no hay mucha diferencia de sabor", o de la carne de una "gallina feliz" criada en el campo y otra en una jaula para llegar a la misma conclusión.
Apunta un dato revelador: El color anaranjado de la carne de los pollos de corral se debe a una mayor cantidad de carotenos en el pienso.
La agricultura ecológica, añade, además de "costarnos muchísimo a nivel de ayudas y subvenciones en España y en la UE" pese a su escaso consumo y mayoritariamente por personas "de clase media-alta", presenta más riesgos en cuanto a seguridad alimentaria.
"Las últimas alertas alimentarias graves que hemos tenido han sido por productos ecológicos -recuerda-. La crisis del pepino de 2011, que costó 50 muertes, se debió a la contaminación de brotes de fenogreco ecológicos importados por Alemania desde Egipto. Las formas de producción ecológica facilitan la contaminación y los métodos de control de seguridad alimentaria no son tan eficientes".
Es emjor "un conservante en mano que salmonela volando"
Defensor de los conservantes -"mejor conservante en mano que salmonela volando"- y de los colorantes -"mi abuela hacía los macarrones con colorante"-, recomienda no preocuparse por ellos, no seguir dietas -"muchas ponen en peligro tu salud y todas tu bolsillo- y optar por una alimentación sana y equilibrada que aporte los nutrientes necesarios sin recurrir a complementos.
Comidas "con más fibra, menos sal, menos azúcar y menos grasas", puntos débiles de la alimentación en España.
Tan convencido está de que la tecnología es y será positiva para el sector alimentario, que sostiene que constituye uno de los pilares para acabar con el hambre en el mundo en el futuro, aunque habría que sumar "control demográfico y control político".