En la entrevista reconoció que el sector "lo está pasando muy mal" por los bajos precios del lácteo y el incremento del coste de los piensos, por lo que urgió un pacto por el lácteo que vaya "más allá de leyes coercitivas".

    Ha constatado que "hay una gran presión" de las grandes superficies sobre las industrias lácteas, al ser un producto de "consumo masivo" que se utiliza como "producto reclamo" en los lineales para atraer a clientes y "una batalla por el precio final" para lograr que sea lo más "barato" posible.

    Una presión en la cadena alimentaria que se propaga "hacia atrás" y afecta a los eslabones más débiles de la cadena, los ganaderos.

    Entre las medidas de apoyo al sector, el Gobierno estimula la concentración de las cooperativas para sumar mayor oferta y trabaja en la nueva norma de mejora de la cadena de valor para evitar "prácticas abusivas" que complican la formación de precios.

    A nivel general, resaltó en la entrevista la imparable internacionalización de las empresas agroalimentarias españolas, que ya "han ganado la batalla de la calidad" que reconocen los mercados aunque no todavía la de los precios.

    La alta gastronomía y el turismo mejoran además la posición competitiva de los productos españoles, añade.

    Apunta que alimentos españoles están presentes no sólo en la UE -"mercado más potente"-, sino también en los emergentes como China, Rusia o EEUU y que el sector agroalimentario contribuye a equilibrar la balanza comercial.

    Ha subrayado que, ante la caída del consumo interno, los empresarios se han puesto las pilas y empiezan a viajar" para vender fuera y la tarea del Gobierno es facilitarles el acceso y eliminar las barreras sanitarias que puedan obstaculizar los envíos de productos como los cárnicos.

    Destacó que se vende mucho ganado a los árabes, "cerdo a mansalva" a China, especialmente la "casquería"- y vinos, aceites y frutas y hortalizas con cantidades "muy buenas".

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