Esa positiva evolución epidemiológica permitió, a partir del 1 de julio de 2011, que la vacunación dejara de ser obligatoria, pasando a ser voluntaria. Si bien esa decisión fue acertada para el conjunto del territorio nacional, la persistencia de circulación viral en la zona norte de la provincia de Cáceres y en la zona adyacente de Portugal ha hecho necesario adoptar, de manera preventiva, la vacunación.

    El establecimiento de la vacunación obligatoria se ha perfilado como la única medida eficaz para controlar la circulación persistente del virus en el norte de Cáceres.

    Se evitan así las consecuencias de la diseminación del virus,  que afectaría directamente a la viabilidad económica de las explotaciones afectadas y a la implantación de medidas de control y erradicación que suponen un importante desembolso de fondos públicos

    De esta forma la aplicación de las vacunas en la zona de riesgo, servirá para prevenir los efectos sanitarios negativos y, de manera especial, proteger el estatus alcanzado en  el resto de España y garantizar el mantenimiento de las exportaciones.

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