Según detalla, el año pasado los viveristas se vieron afectados por la sequía y sacaron el 50% de las plantaciones normales, lo que ha repercutido en el actual ejercicio, por lo que defiende que la normativa de reestructuración debería adaptarse al problema y "facilitar las cosas" para evitar que puedan perderse derechos.

     Entre las opciones para sortear la situación, el viticultor podría poner variedades distintas a las que quería, como plantas americanas, pero esto supondría un doble trabajo, en su opinión,, porque habría que injertarlas después, en caso de que se encuentren en el mercado, o vides "estándar" o no certificadas, también escasas.

     Recuerda que las reestructuraciones pueden requerir una inversión de entre 6.000 y 9.000 euros por hectárea, y en algunas variedades las ayudas europeas sirven para afrontar la mitad de este gasto. Perder los derechos sería de enorme gravedad para la mayoría.

Los viveros reconocen que están "desbordados"


     En algunos períodos y cierta tipología de vides, se han llegado a duplicar los precios, hasta alcanzar 1,80 euros por planta, aunque ni con esos valores tan altos se consiguen suministros, ni en España, en Italia, ni Francia, países que también tienen que afrontar reestructuraciones, en parte con ayudas comunitarias.

     En España, Comunidad Valenciana y Navarra concentran los principales viveros de este tipo y, fuentes de estas empresas reconocen estar "desbordados" desde julio del año pasado y denuncian la falta de previsión que, consideran, no sería achacable a dichas compañías.

     Actualmente no pueden afrontar los pedidos que cursan los agricultores que, tradicionalmente, requieren variedades como monastel, airén, tempranillo, macabeo o garnacha, por ejemplo.

     Estas incertidumbres en el sector, en la parte agronómica, contrastan con mejores expectativas en el segmento de la comercialización de cara a este 2015, aunque de momento los precios en origen se mantienen estables (los tintos) o caen (los blancos).

     Así, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) recogía, entre el 12 y el 18 de enero, cotizaciones del granel de 2,91 euros por hectogrado para el vino tinto sin indicación geográfica, mientras que los blancos se depreciaban otro 2,16% semanal y se quedaban en 1,81 euros por hectogrado.

     Por mercados de referencia, los blancos se pagan a salida de bodega a 2,78 euros por hectogrado en Albacete; 1,87 en Badajoz; 1,55 en Ciudad Real; 1,89 en Cuenca; 2,76 en Huelva y 2 en Toledo.

     Mientras tanto, los tintos cotizan (12 puntos de color) a 3,34 euros/hgdo en Albacete; 2,25 en Ciudad Real; 3,03 en Cuenca; 3,05 en Badajoz; 2,99 en Murcia; 2,74 en Toledo y 2,81 en Valencia.

Repunta la comercialización en mercados como Francia, Italia o Alemania


     Los últimos datos de comercialización exterior siguen dando alegrías a España, que ya está notando algún repunte de los pedidos desde Francia, Italia o Alemania, que irán a más a partir del próximo mes de febrero, según fuentes cooperativas.

     En este contexto, las exportaciones de vino entre enero y noviembre de 2014 crecieron un 22,2 % interanual, hasta los 2.090,3 millones de litros, y aunque cayó la facturación de los graneles creció en el caso de vinos con DO, de la tierra y con variedad envasados, los aromatizados, "de licor", de aguja y los generosos.

     De los 379 millones que se incrementan hasta noviembre de 2014, 333 millones corresponden a exportaciones de vinos a granel.

     Los envíos de estos volúmenes crecieron un 46,3% a Francia, un 67,1% a Portugal, un 555,8% a Alemania y se multiplican casi por cinco en Rusia, hasta 75,3 millones de litros, lo que apunta una tendencia hacia la recuperación de mercados internacionales para el vino a granel español, con los bajos precios como motor de competitividad pero, al tiempo, como problema por su poco valor.

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