Ese año, la política fiscal del gobierno socialista echó por tierra su previsiones de elevar en 780 millones la recaudación de los impuestos especiales del tabaco del año anterior, que no sólo no se produjo sino que además, la recaudación de ese año se redujo en cerca de 200 millones en comparación con la del año anterior.

    Según las mismas fuentes, cada punto de consumo que gana el mercado de contrabando supone para el Estado dejar de ingresar 85 millones de euros al año, lo que significa que el contrabando resta a la Hacienda española más de 600 millones de euros al año en impuestos que no cobra.

    El contrabando, fundamentalmente el que entra por Gibraltar, ha experimentado un fuerte crecimiento al calor de la crisis económica ya que los precios están al margen de toda regulación y no soportan ningún impuesto, por lo que todo el importe que cobran a los fumadores se queda en las redes de la mafia que controla este mercado.

El sector se queja de los pocos beneficios que tienen y que están perdiendo


    En el mercado legal, del precio que un fumador paga por una cajetilla de 4,35 euros, el 79%, es decir 2,7 euros, son impuestos (especiales e IVA); 0,54 euros es el margen que se queda el fabricante (de ahí paga los costes de fabricación y comercialización del producto y su margen); y 0,37 euros el margen que se lleva el estanco (su comisión es del 8,5 %).
 
    El sector se queja de la fuerte carga impositiva que sufre este mercado, ya que mientras que los impuestos especiales al tabaco suponen el 79,5% del precio de una cajetilla de 4,20 euros, en el caso de la gasolina representa el 49,4 % del precio de 1,45 euros por litro, mientras que en el caso de las bebidas con alcohol de alta graduación es el 41,6% de los 13,9 euros por litro.

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