El mercado de fincas rústicas se ha recuperado en 2024 en España tras dos años de dificultades por la sequía y otros fenómenos relacionados con el cambio climático, que frenaron las operaciones en plena transformación del campo.

La compraventa de fincas rústicas transmitidas ha ascendido a 155.876 operaciones en 2024, un 4,3% más anual tras las caídas del 5,9% en 2023 y del 2,2% en 2022, según los datos difundidos esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Tras varios años de producciones mermadas en la mayor parte de los cultivos a causa de la sequía y condiciones climáticas extremas que agravaron el difícil contexto inflacionista, el sector agroalimentario ha mejorado su producción», ha explicado a Efeagro la directora del servicio de estudios de la empresa de tasación Tinsa del grupo Accumin, Cristina Arias.

Con una climatología menos extrema y la moderación de la inflación, los costes de producción se han estabilizado y el valor añadido bruto del sector se ha elevado respecto a  2023, situándose más próximo a los niveles de 2019, año previo a las diversas perturbaciones climáticas, regulatorias y geopolíticas, ha añadido.

El mercado rústico no es ajeno a estas circunstancias y forma parte de la transformación que vive el sector agrario con vistas a mejorar su eficiencia y garantizar su viabilidad ante el cambio climático que, como ha recordado Arias, merma la productividad de la tierra.

Ha destacado que se necesitan inversiones en tecnología, infraestructura e investigación para optimizar el uso del agua, «lo que conlleva la presencia de nuevos actores con pulmón financiero, como grandes empresas o fondos de inversión«.

Mientras, la falta de relevo generacional entre los pequeños agricultores también contribuye a esta conformación de una nueva estructura «más concentrada, mecanizada e integrada verticalmente».

RENDIMIENTOS DE LA TIERRA

Existe una tendencia de pasar de cultivos herbáceos a otros más rentables, en general leñosos en regadío intensivo o superintensivo como la viña, el olivar o los frutales.

En ese sentido, Arias ha precisado que los incrementos en el valor del suelo se concentran en las fincas rústicas con acceso a agua y en los cultivos con posibilidades de transfor-mación.

De hecho, el suelo está dando un dividendo en torno al 3,5% en el regadío y al 2% en el secano, como precisó el consejero delegado de la gestora de activos agrícolas Generandi y fundador del portal de fincas rústicas Fincalista, Juan Prados, en el reciente Congreso Ibérico de Fincas Rústicas.

Según Prados, los cultivos hortícolas, los subtropicales y los de frutos secos en regadío acaparan el mayor crecimiento en el número de fincas rústicas, cuyos precios en general superan el retorno del IBEX desde el año 2000.

Además, el porcentaje de hipotecas sobre el número de compraventas de fincas rústicas ha ido descendiendo desde 2009, hasta situarse en el 6% en 2024, de acuerdo a los datos recogidos por Fincalista, que proyecta una consolidación del mercado en los próximos años.

TENDENCIA EN 2025

Una encuesta del portal a más de un centenar de inversores refleja que el 80 % de ellos espera comprar o vender fincas en 2025 y que el 16% tiene más apetito comprador que en 2024.

Para el 46% de los encuestados, la mayor preocupación es la mano de obra, mientras que más de la mitad prevé integrar la inteligencia artificial en su actividad, entre otras conclusiones.

El director de Agronegocios en España de la consultora inmobiliaria CBRE, Héctor Rodríguez, auguró en ese mismo congreso que el mercado de inversión europeo experimentará un aumento continuo en 2025, entre el 15 y el 20%, después de haber crecido el 22% en 2024.

No obstante, el sector agroalimentario ha afrontado un «entorno desafiante» en 2024, con una caída del 62% en los volúmenes de inversión en la península Ibérica, tras haberse incrementado un 120% entre 2021 y 2023.

Rodríguez alertó de que las operaciones pueden retrasarse o cancelarse ante los riesgos ambientales e hídricos, así como por la falta de registros, la burocracia y la legislación, entre otros factores que explican que el año pasado solo se transaccionasen unos 830 millones de euros, frente a los más de 2.200 millones pospuestos para 2025 y los 550.000 millones en procesos cancelados.

A su juicio, las transacciones en 2025 estarán marcadas por la inversión en nuevas regiones y cultivos, los activos más complejos, las necesidades de refinanciación y el mantenimiento del diferencial entre la oferta y la demanda, en medio de una redefinición de las expectativas de inversión en el sector inmobiliario rústico.

(Texto: Belén Delgado / Efeagro)

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