Al día siguiente, los vecinos de Mogarraz, que, al igual que La Alberca, esconde decenas de reminiscencias judías, también hará una rifa de un millar de papeletas.

   En ambos pueblos, el Marrano de San Antón vaga suelto por las callejas y es alimentado por vecinos y turistas.

   El dinero que se recauda en las dos rifas se destinará como es habitual a fines sociales

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