La Cuenca del Ebro enfrentó el pasado año una de las peores sequías de su historia, lo que obligó a la Confederación Hidrográfica (CHE) a implementar diversas medidas que se han demostrado eficaces para paliar sus efectos, mejorar la gestión del recurso hídrico y adaptarse para fenómenos similares en el futuro, según el Informe de la Sequía 2023.
La sequía de 2023, la más intensa desde los años 90, en la que el 85% de la cuenca sufrió una sequía prolongada y el 45% se situó en situación de emergencia por escasez, puso a prueba el sistema de gestión del agua y los planes de sequía vigentes desde 2007 y afectó especialmente a sistemas de riego como el de Bardenas y las cuencas del Segre, Iregua y el río Ebro. En el caso de la aportación en Tortosa fue la menor de la serie histórica, que parte de los años 80, y solo sirvió para cubrir el caudal ecológico.
Así se recoge en el Informe de la Sequía 2023, un documento «exhaustivo y riguroso», además de útil, que ha permitido avanzar en el próximo plan de sequías, como ha subrayado este martes el presidente de la CHE, Carlos Arrazola, en declaraciones a los medios antes de presentarlo en la Comisión Permanente de la Sequía que se ha celebrado en la sede del organismo de cuenca en Zaragoza y donde se ha dado por disuelta.
MEDIDAS APLICADAS EN 2023
Entre las acciones clave llevadas a cabo, destaca el uso del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH-Ebro), que proporcionó datos en tiempo real para un diagnóstico preciso y la adopción de medidas inmediatas para regular los embalses, además de la implementación de un plan especial de control del dominio público hidráulico y de vertidos, crucial para ordenar los usos del agua durante la escasez.
Para las entidades locales, se emitieron orientaciones específicas para adoptar medidas basadas en la situación de escasez. El Gobierno aprobó además medidas urgentes para el sector agrario y de aguas, eximiendo a usuarios con un déficit del 40% del abono de cánones y tarifas.
El informe revela que la colaboración entre usuarios y administraciones fue fundamental, así como el papel de las comunidades de usuarios en la gestión de prorrateos y la implementación de nuevas tecnologías y destaca el informe la importancia de los servicios de asesoramiento al regante, como los «Decálogos de medidas contra la sequía».
El informe postsequía incide asimismo en la importancia de los indicadores globales para la comprensión social y la necesidad de mantener el SAIH-Ebro con todas sus prestaciones para futuras sequías.
También el papel que han jugado las ayudas económicas a los sectores más afectados y que la rapidez en el abono de estas cuantías es fundamental para apoyar a los sectores más impactados, como el cereal de regadío, por lo que se sugiere la consideración de ayudas directas y ertes para las empresas afectadas.
RETOS DE FUTURO ANTE UNA SEQUÍA QUE SE MANTIENE EN 2024
Para el futuro, como ha apuntado Arrazola ,»hay que ser muy precavido con los nuevos usos».
Así, en el informe se subraya la necesidad de mejorar la transmisión de información desde los representantes de los usuarios a sus comunidades y la coordinación entre distintos tipos de usuarios y la importancia de revisar las ordenanzas y protocolos de actuación ante sequías.
La planificación hidrológica futura debe alinearse con la disponibilidad de recursos y el cambio climático, por lo que se recomienda limitar nuevos regadíos y regular más estrictamente los derechos de agua y la ubicación de pozos y, en el caso de la cuenca catalana del Ebro, se aconseja promover la contención y la modernización de los existentes.
Para mejorar la gestión del agua, se propone reforzar el suministro de agua a las poblaciones, mejorando la eficiencia, adaptando las redes de distribución y explorando nuevos puntos de toma y sistemas de suministro más fiables, revisar las concesiones antiguas y caducar aquellas no ejecutadas, así como fomentar la agricultura de precisión y el uso de nuevas tecnologías.
«Todo lo que sea tecnificación, digitalización, información rigurosa y estudios va a hacer que se saquen mejores cosechas y no se sufra en periodos de escasez y que se tenga garantía de éxito», ha incidido el presidente de la CHE, quien ha recordado que los periodos de sequía desde los años 80 aparecen cada seis años y se prolongan durante dos.
Entre las medidas concretas se plantea evaluar propuestas específicas, como la modernización del canal de Urgell y ajustes en el reparto de agua en el Bajo Ebro, dado que lo que ha ocurrido en este tramo ha sido, según Arrazola, «inaudito. No había ocurrido nunca», además de considerar el bombeo de agua en la cuenca del río Asmat.
También se subraya la importancia de integrar energías renovables, cambiar patrones de cultivo y aplicar nuevas técnicas de edición genómica.
No obstante, se trata de propuestas que se analizarán en procesos de participación pública.
Este 2024 se mantiene la situación de sequía, aunque de mucha menor intensidad que la del año pasado, pero que está afectando a algunas cuencas especialmente (Huerva, Guadalope o Ciurana) y que está obligando a adoptar medidas específicas.
Esta situación refleja la realidad de la cuenca del Ebro, donde es habitual que siempre haya alguna subcuenca en situación de dificultad para atender las necesidades de agua por problemas de escasez, han apuntado desde la CHE.