El Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y perteneciente a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, ha ampliado hasta finales de 2022 el período de ejecución del proyecto centrado en la caracterización del alga invasora Rugulopteryx okamurae y en el estudio de posibles vías de valorización de su biomasa. Asimismo, también ha aprobado un incremento del presupuesto que el Gobierno andaluz destina a esta iniciativa, que inicialmente rondaba los 180.000 euros y que, con esta nueva aportación, supera los 225.000 euros.
Como ha resaltado la consejera Carmen Crespo, «la Junta da respuesta a una inquietud social de los andaluces a través de esta iniciativa, ya que la puesta en valor de la gran cantidad de algas que han llegado hasta nuestras costas servirá, por un lado, para ayudar a que los pescadores puedan desempeñar su labor más fácilmente y, por otro lado, para generar riqueza en un contexto económico marcado por el duro impacto de la Covid-19«.
Con este fin, el Ifapa está alcanzando acuerdos de colaboración con diversas empresas que permitan llevar a cabo los proyectos necesarios para responder al elevado interés que han suscitado ya los resultados obtenidos hasta el momento por los investigadores del Gobierno andaluz. En concreto, la previsión de la Consejería de Agricultura es que el centro Ifapa de La Mojonera (Almería) se encargue de realizar los ensayos sobre la viabilidad agronómica del uso de esta alga invasora como biofertilizante para el campo.
«Debemos apostar por la economía circular para aprovechar esta biomasa que se está alojando en nuestro litoral para convertir el problema que están padeciendo los pescadores y armadores de Andalucía, en una oportunidad», ha apuntado Crespo en relación a las «importantes pérdidas» que sufre este sector andaluz por la presencia de este alga.
La aparición de invasoras en los océanos es un fenómeno global de graves consecuencias ecológicas y económicas para las áreas afectadas. El control de este tipo de especies, cuando ya están presentes en el entorno, es sumamente complejo y requiere de la realización de estudios previos como, por ejemplo, la identificación inequívoca de la especie, su cartografiado, el estudio de la diversidad genética de las poblaciones ya asentadas o su sensibilidad a factores abióticos y bióticos.