El etiquetado de cada estuche incluye la fecha de consumo preferente, el tamaño (XL,L,M o S), la dirección de la empresa que ha embalado o comercializado el producto, el código del centro de embalaje, la forma de cría de las gallinas (en jaula, en suelo, camperas o ecológicas), una explicación del marcado, la categoría de calidad, el número de huevos envasados y un consejo de conservación.
Cada huevo, además, incorpora impreso en su cáscara un código alfanumérico que informa del país de la UE, de la provincia, el municipio y la granja donde se ha producido.
El primer número por la izquierda de este código alfanumérico puede ser el 0, en cuyo caso indica que el huevo es de producción ecológica; el 1, de gallinas camperas; 2 (criadas en el suelo) y 3, de gallinas criadas en jaula.
Según De Vega, el consumidor "desconocía todo ese esfuerzo" realizado en los últimos años y "no daba valor" a las mejoras acometidas en la producción, que han permitido "un cambio muy importante" en estándares de calidad alimentaria y sanidad y bienestar animal en la UE.
Desde el pasado mes de enero, miembros de Inprovo están celebrando encuentros con consumidores (entre ellos, estudiantes y profesionales de hostelería) en los que participan ganaderos que cuentan de primera mano su actividad diaria y su método de producción.
Una campaña fruto de las conclusiones de una encuesta a los españoles
"El huevo, de etiqueta" cuenta con una inversión de 1,1 millón de euros y está cofinanciada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Inprovo y la Comisión Europea.
La campaña se ha preparado a partir de las conclusiones extraídas de una encuesta -"Huevómetro"- que reflejaba que sólo el 2 % de los españoles se fija e identifica correctamente el código impreso en la cáscara y que la mayoría desconoce los distintos sistemas de producción de huevos o el modelo europeo de producción.
"El huevo, de etiqueta" incluye, además, la elaboración de dos nuevas consultas, una en septiembre de 2015 y otra al final de la campaña (alrededor de julio de 2016), para comprobar si ha evolucionado el conocimiento de los consumidores sobre la producción, etiquetado y comercialización.