El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, explicó entonces que habrá una nueva propuesta tras discutir con representantes de los consumidores y del sector hostelero, y que había quedado claro que la medida (que contaba con el respaldo de países productores como España, Italia, Grecia y Portugal) no contaba con un apoyo amplio, en especial entre los consumidores.
El Ministerio de Agricultura confirmó su intención de seguir adelante con esa decisión para que el próximo 1 de enero de 2014 ya no se puedan usar esas aceiteras rellenables en los establecimientos de hostelería y restauración en España.
Para el departamento de Miguel Arias Cañete, el objetivo es mejorar la calidad del aceite de oliva, evitar fraudes y apoyar a los productores.
Agricultura ha venido explicando que esta prohibición debe verse con normalidad, porque tampoco se sirven ya en los locales botellas de otros productos (como el vino) sin etiquetar, y muestra el compromiso del Gobierno con el sector productor y cooperativo, que habían demandando esta medida para mejorar la imagen del producto.
Ante esta decisión, la Federación Española de Hostelería (FEHR) ha mostrado su temor por el hecho de que los nuevos formatos o envases que serán obligatorios próximamente supongan un incremento de los precios del aceite de oliva.
También han llamado la atención sobre los aspectos medioambientales de la medida debido a que habrá un mayor uso de envases.