La cineasta catalana Carla Simón ha ganado el Oso de Oro de la Berninale 2022 con su película ‘Alcarràs’, una melancólica oda a la agricultura rodada con actores no profesionales del entorno de esta localidad leridana volcada en el cultivo de la fruta y donde se refleja el ocaso de un cultivo que ya no es rentable y que se muere para dejar paso a la instalación de placas solares.
En Alcarràs, se puede un reflejo del drama pero también de la dura realidad de un mundo rural doliente, con agricultores en protesta por los bajos precios que les imponen los distribuidores, y la sensación de que trabajar en el campo no es futuro para los jóvenes. El título se refiere a la ciudad en la que residen sus primos y sus tíos (el filme también es un homenaje a su abuelo fallecido): Alcarràs, localidad de 9.000 habitantes al oeste de Lleida, en la comarca del Segriá, que vive principalmente del cultivo de frutales. “Vistos los tiempos actuales, los agricultores están convenciendo a sus hijos de que no sigan con la fruta, porque se la compran a un precio inferior a su coste».
Por eso, al recibir el galardón, Simón homenajeó la lucha de su familia y de otros agricultores «por mantenerse fieles a esa tierra y a ese cultivo que todavía hacen con mimo y cariño, por esa brega constante por llevar los melocotones a los platos de la gente. Y recordó la dificultad de realizar una película coral y marcada por los tiempos de la cosecha en tiempos de pandemia».
En el film, la cosecha, que hace treinta años era recogida por los estudiantes de Lleida y comarcas durante las vacaciones, es ahora recogida por temporeros africanos. Los primos pequeños corretean por entre los árboles; en la fiesta mayor de Alcarràs la hija adolescente participa en una Escala en Hi-fi (ese precedente del karaoke que creó TVE en los años sesenta), el chico adolescente planta marihuana entre el cereal compinchado con su tío y a escondidas del padre, y la abuela enumera en las sobremesas a todos los parientes de sus vecinos.
Asimismo refleja cómo tras decenios cultivando las mismas tierras, la familia Solé se reúne para hacer su última cosecha de melocotones, pues el terreno no les pertenece legalmente, sino que le fue entregado de palabra al abuelo por la familia Pinyol, a quienes los Solé escondieron durante la Guerra Civil para que no les asesinaran por terratenientes. El hijo del fallecido propietario quiere ahora derribar los árboles e instalar placas solares. Algunos miembros de la familia se resisten (sobre todo el padre, Quimet, encarnado por Jordi Pujol Dolcet, el rol principal); otros creen que no hay más remedio que adaptarse.
La familia de la ficción de Alcarràs está formada por: Quimet, el padre; Dolors, la madre (Anna Otin); Mariona (Xènia Roset) e Iris (Ainet Jounou), las hijas adolescente y pequeña; y Roger (Albert Bosch), el hijo adolescente. “De pronto dejé de trabajar en el campo diez horas al día para hacer una película; y he podido mostrar lo duro que es este trabajo y lo poco valorado que está”, explicó Bosch.