EFE.- En efecto, esta industria poco conocida, que tiene la mayor parte de las infraestructuras enterradas, nos trae discretamente el agua a nuestros hogares con todas las garantías sanitarias habiendo recorrido redes de miles de kilómetros. Nos recoge las aguas residuales domésticas e industriales para tratarlas y devolverlas al medio natural. Una industria que prepara a las ciudades para mitigar los efectos de las inundaciones. Discreta pero muy activa en la introducción de la innovación en sus procesos y tecnologías. En una sola generación, pocas industrias han contribuido de forma tan significativa con sus innovaciones al progreso de la salud pública contribuyendo a mejorar tanto la higiene personal, como la urbana, como la protección de nuestro medio natural.

A diferencia de otras industrias, los retos del agua en el mundo siguen siendo los mismos de hace una década: el aumento de la población -9 mil millones en 2050-, su concentración en las zonas costeras, y su urbanización progresiva, resultan en una presión en los usos del recurso tanto agrícolas (70 %), industriales (22%), como urbano (8%). Resulta también en una disminución de su disponibilidad y calidad, y en un deterioro de la calidad de los medios receptores. Una variable nueva se ha añadido a la ecuación: el aumento del precio de la energía, esencial para todas nuestras actividades desde la captación, el tratamiento, la distribución, y el saneamiento de las aguas.

En ese contexto, la industria del agua ha sabido proponer soluciones. Para generar más recurso alternativo, hemos podido por ejemplo, reducir a la mitad los costes de la desalación en dos décadas, para llevarlos a los 50 céntimos por metro cúbico actuales, y trabajamos en nuevas tecnologías para que se rebajen a la mitad en un futuro próximo. Si observo las innovaciones en el control de la calidad de las aguas, una década nos ha bastado para rebajar el límite de detección de muchos compuestos contaminantes en varios órdenes de magnitud, ahora hablamos de nanogramos por litro, así como reducir el tiempo de análisis de microorganismos patógenos de días a horas. Somos también capaces de detectar fugas en redes sin tener que abrir zanjas para verlas, y leer contadores a distancia para aumentar la eficacia de nuestras redes.

Pero el área que quizá ha tenido más evolución tecnológica es el tratamiento de las aguas residuales. Y para ilustrarlo, basta el observar la evolución de cómo nos referimos a esa actividad. “Saneamiento” le llamábamos hace algo más de una década, porque el objetivo era sanear, limpiar de suciedad el agua. Hoy nos referimos a estas plantas como recuperadoras de recursos, porque esa agua residual contiene tres recursos que no nos podemos permitir no reutilizar : agua regenerada, energía contenida en la materia orgánica, y nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo. Y ese nuevo cambio de paradigma requiere tecnologías punteras. Una oportunidad para la industria del agua ya que todavía tenemos más de dos mil millones de personas en el planeta sin sistemas de saneamiento adecuados. Un reciente informe de la Global Water Intelligence estima que ese mercado crecerá de manera muy significativa (+25%) en los próximos años, necesitando inversiones del orden de 30 a 40 mil millones de dólares por año hasta 2018. Esa demanda se concentrará en la zona Asia Pacífico (35%), Américas (27 %), y EMEA -Europe, Middle East, África (10%).

Tenemos en España numerosas referencias pioneras que demuestran nuestra tecnología yknowhow para responder a los retos de ese nuevo saneamiento : optimización del recurso, reducción del consumo energético, y protección de la biodiversidad del medio natural. Hemos conseguido, en los últimos 5 años, construir nuevas plantas y modificar las actuales para que sean prácticamente autosuficientes energéticamente hablando. Y lo hemos conseguido extrayendo el máximo potencial energético de la materia orgánica -a través de procesos biológicos de nueva generación- en forma de biogás, como es el caso de Valladolid o Murcia. Somos también capaces de reutilizar los lodos de depuración como combustible en industrias cementeras, como es el caso de gran parte de los lodos de la ciudad de Barcelona, extrayendo así la totalidad de su poder energético.

¿Cómo imaginarse la planta depuradora del futuro ante ese nuevo paradigma ? Difícil proyectarse ante un futuro energético incierto, pero es seguro que lo que antes eran unidades de eliminación de contaminación, se convertirán mañana en unidades integradas en la ciudad y generadoras de recursos. Integradas en un entorno urbano, permitiendo a los ciudadanos disfrutar de nuevos entornos acuáticos que esas plantas generarán para la ciudad en parques urbanos o en zonas de estuarios. Y generadoras de recursos de aprovechamiento local : agua depurada, combustibles, y nutrientes en forma de abonos para la agricultura.

Innovamos para crear ese futuro, que asegure un planeta mejor para las nuevas generaciones.
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