Pese a que estas plantaciones inundaron casi cada rincón de la fértil Vega de Granada y su explotación llegó a suponer para sus habitantes una importantísima fuente de riqueza, el cultivo de tabaco parece hoy condenado a muerte.
En los últimos años, han informado a Efe desde la organización agraria Asaja, la Unión Europea ha endurecido las condiciones de elaboración, venta y consumo de tabaco, algo que irremediablemente ha afectado a su cultivo, desde siempre muy condicionado por las subvenciones y el alto coste de la mano de obra que mueve.
Ese recorte de ayudas europeas pone en peligro la continuidad del cultivo si no se produce el complemento de la empresa transformadora, que debería adaptarse a los costes de producción.
Engañados hasta con el reparto de las ayudas
Algunos cultivadores, como José Antonio Velasco, se sienten incluso engañados ante el reparto de ayudas y creen que hay un plan para ir abandonado el tabaco en la Vega, que no hay alternativa.
Según ASAJA, con la reforma que comenzará a aplicarse en 2015 los cultivadores podrán recibir un pago básico único y otro específico por calidad, lo que permitiría al menos mantener las mismas ayudas que en la actualidad, sin embargo, el tabaco no se ha incluido dentro de las ayudas acopladas para sectores en riesgo de abandono.
De los en torno a 6.500 secaderos que, de acuerdo con los datos de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, llegaron a levantarse en esta zona en su mayor auge, actualmente estarían en uso aproximadamente 700, unos 400 de obra civil modificados dentro de un plan de reordenación y otros 300 de madera.
Pese al evidente declive, todavía hay unas 500 hectáreas dedicadas al tabaco en la Vega y alrededor de 300 productores en este sector, que llegar a proporcionar empleo directo a 20.000 personas, según ASAJA, que ha precisado que la producción llega a 1,5 millones de kilogramos, lo que contrasta con los hasta 10 millones que movía en el pasado.
Un museo para recordar lo que fue esta zona tabaquera
Con la finalidad de recuperar el entorno de un grupo de veinte secaderos, el Ayuntamiento de Albolote ha iniciado recientemente un plan sobre unos terrenos del núcleo de El Chaparral. El Consistorio va solicitar a los más de 800 dueños la cesión de estas instalaciones para hacer un espacio público con equipamientos que reviertan en la comunidad.
La administración local pretende también mantener uno de ellos y habilitarlo como museo para recordar el uso que tuvieron este tipo de construcciones, algo que se sumará al Centro de Interpretación de la Vega, en Belicena, ubicado precisamente en un antiguo secadero de tabaco construido en 1953.
Manteniendo su uso agrícola o ya convertidos casi en piezas de museo, lo cierto es que los secadores siguen reivindicando hoy la importancia que tuvieron dentro de este paisaje único.
(Foto: Milagros Soler Cervantes www.culturandalucia.com)