El alcalde de Bocacara, Javier Cabrera, ha recordado que esta idea surgió porque en el pueblo ya existe un bosque público de alcornoques que cada diez años aporta a las arcas municipales, mediante la saca del corcho, alrededor de 300.000 euros.
De árboles de doscientos años a la necesidad de repoblación
"A día de hoy, en Bocacara tenemos alrededor de 1.200 alcornoques que nos sirve para tener un dinero con el que desarrollar proyectos para todo el pueblo", ha explicado. Los vecinos también recuerdan que con el descorche se pudieron construir en 1993 las actuales piscinas municipales.
En este pueblo existen alcornoques de más de doscientos años, algunos ya muy viejos, de ahí que sea necesaria una repoblación como la que han desarrollado.
El objetivo es que dentro de unos treinta años se puedan recoger los primeros frutos de estos alcornoques de seis, según Médici.
Durante estos días, los más mayores y los forasteros del lugar se afanan por seguir reponiendo plantones e incluso preservan los que de forma silvestre han brotado en los últimos años, "para protegerlos de la fauna salvaje". La técnica también requiere de algunos conocimientos específicos, ya que el plantón de alcornoque "tiene que estar muy bien protegido del aire cierzo".
En este sentido, los vecinos, más de un centenar, que se han dado cita en la finca de El Alcornocal, se muestran muy satisfechos, ya que los plantones están en perfecto estado.
La mayoría de los plantones lleva el nombre de la personas que lo plantó
Dentro de varias décadas, los descendientes de los actuales vecinos de Bocacara podrán recordar a sus antepasados, los voluntarios de hoy, a través de este alcornocal, ya que la mayoría de los plantones llevan el nombre de la persona que lo sembró.
Uno de los problemas es que muchas bodegas han apostado en los últimos años por los tapones de plástico, aunque otras siguen embotellando con corcho, ya que, según los expertos, el vino necesita de sus propiedades.
También ha habido una caída en la demanda del corcho debido a la recesión del sector de la construcción, debido a que se aplica tanto para suelos como para revestimiento de paredes o de aislante.
El corcho español tiene una gran aceptación en Portugal y en países como Suiza, Estados Unidos, Argelia o, incluso, China, donde lo usan para embotellar.