En el caso del Cava, la Comisión se ha fijado en el Cava por el éxito que ha tenido en los últimos años en los mercados internacionales y por la seriedad y el rigor de sus sistemas de control de calidad.

    Rusia es uno de los países emergentes donde el Cava se está introduciendo con fuerza. Por ello, tal y como destaca el presidente del Consejo Regulador del Cava, Gustavo García Guillamet, una misión como ésta es “muy importante” para el sector. En el año 2002 se vendieron unas 190.000 botellas de cava en Rusia, mientras que en al año 2012 fueron unas 830.000. “Aunque todavía no hemos llegado al millón de botellas, el incremento de estos últimos años nos hace pensar que este mercado tiene muchas posibilidades en el futuro”.

    En cuanto a producto, el 75 por ciento de Cava que se vende en Rusia es brut, mientras que el 25 por ciento restante es semiseco, unas cifras que hace unos años eran precisamente a la inversa. Para el presidente del Consejo Regulador del Cava, este cambio de tendencia se debe a que “el consumidor ruso conoce y valora cada vez más las propiedades cualitativas del Cava”.

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