El grupo vasco apoyó el proyecto porque ha cambiado en tres cuestiones "básicas y fundamentales" respecto al texto inicial: que existan dos salas, que se les preserve su independencia y que se deje la puerta abierta a que alguna de sus sedes pueda situarse fuera de Madrid.
El proyecto inicial fue cambiado después de las reticencias expresadas por Bruselas, lo que llevó a la creación de dos salas dentro de la CNMC, una especializada en competencia y otra de supervisión regulatoria.
Al frente de la primera estará el presidente del Consejo, en tanto que la segunda será presidida por el vicepresidente.
Habrá diez consejeros para que el número de miembros de las dos salas sea paritario y serán nombrados por el Gobierno, aunque luego deberán ser ratificados por la Comisión de Economía del Congreso, que podrá vetarlos.
Por debajo de ellos, los directores de trabajo técnico, encargados de instruir los expedientes que servirán a los consejeros para adoptar sus decisiones, no serán nombrados por el Gobierno, sino por el propio Consejo, para reforzar su independencia.