El columpio de los precios (porque sube en un lado y baja en otro) se está dejando notar en la almendra. Sus precios durante el último año han sufrido un desplome de hasta un 35% a pie de campo, pero en cambio han subido un 4,3% a los consumidores, según denuncia la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) a partir de datos de la Lonja de Reus y el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Por ello, los productores estallan «ante una campaña absolutamente ruinosa que amenaza con dejar frutos sin recoger y provocar el abandono de cientos de explotaciones: No queremos trabajar para perder dinero y que sean otros los que ganen a nuestra costa».

En plena fase de recolección, la organización agraria advierte de que las cotizaciones en origen se están hundiendo muy por debajo de los costes de producción: la almendra Comuna se vende a 2,6 euros por kilo en pepita, frente a los 3,5 €/kg de hace un año (un 25% menos) e, incluso, la almendra ecológica desciende a 4,8 €/kg por los 7,25 €/kg durante el último año (un 35% menos), lo que sitúa su precio en el más bajo de la última década. Esta tendencia negativa contrasta con los últimos datos oficiales del INE, que establece un incremento interanual del 4,3% en frutos secos.

Los agricultores también alertan de que la disminución de los precios en origen se produce a pesar de la merma generalizada del 50% de la producción, respecto a la media de los últimos ejercicios, tanto en España como en la Comunitat Valenciana a causa de las adversidades climáticas. El sector culpa de este desequilibrio entre la oferta y la demanda a las masivas importaciones de almendras procedentes de California, las cuales entran a bajo precio por su peor calidad.

“LOS CONSUMIDORES ESTÁN PAGANDO EN EL SUPERMERCADO LAS ALMENDRAS MÁS CARAS Y DE PEOR CALIDAD MIENTRAS LOS AGRICULTORES DE AQUÍ SE ARRUINAN»

Al respecto, AVA-ASAJA pide al Gobierno que haga cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria, fijando los costes de producción de la almendra en cada eslabón, aportando transparencia a la formación de los precios y frenando los abusos comerciales. Asimismo, la asociación presidida por Cristóbal Aguado urge a las administraciones a destinar más ayudas directas que permitan aliviar las pérdidas sufridas por los agricultores, redefinir las ayudas acopladas de la PAC, flexibilizar los eco-regímenes y adoptar mejoras en el seguro de la almendra para adecuarse a las necesidades reales del cultivo.

El responsable de la sectorial de frutos secos de AVA-ASAJA, Armando Boullosa, quien produce almendras en la Hoya de Buñol, califica la campaña de «catastrófica porque, después de que el año pasado no tuviéramos apenas cosecha, este año volvemos a tener poca cosecha, los costes de producción siguen disparados, las importaciones inundan los mercados y los precios caen en picado. Encima, los consumidores están pagando en el supermercado las almendras más caras, de peor calidad y con mayor huella de carbono (llegan desde 9.000 kilómetros) mientras los agricultores de aquí se arruinan».

Las comarcas del interior son las más afectadas por la merma de cosecha. El responsable de Utiel-Requena de AVA-ASAJA, Luis Julián, que cultiva almendras ecológicas en Caudete de las Fuentes, lamenta que «en esta comarca habrá un descenso de la producción superior al 70% respecto a un año normal y calibres pequeños, ya que, además de la sequía, hemos sufrido altas temperaturas y tormentas de pedrisco. Estamos desmoralizados, este año no vamos a sacar ni por la uva, ni por el olivar, ni por la almendra. Si las administraciones no toman medidas ambiciosas, el abandono se acelerará».

En Castellón se prevé menos merma de producción. El responsable de la Plana Alta de AVA-ASAJA, Manuel Breva, afirma que «acabo de recolectar una cosecha bastante normal, sin excesivas mermas, y lo he hecho antes de que empezaran estas lluvias para evitar que pudieran caer al suelo».

Es el caso del delegado de Villar del Arzobispo, Manuel Mínguez, a quien la última tormenta ha tirado muchas de sus almendras: «Con los precios ruinosos que nos ofrecen a los productores y con lo caro que está el combustible (necesario para la maquinaria de recolección) creo que no valdrá la pena recogerlas porque no sacaremos ni el jornal. Hay que hacer algo o esto se acaba».

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