En rueda de prensa, Clemente ha valorado que, además de las actividades deportivas y formativas, ligadas al mundo del caballo, el centro ecuestre también puede cumplir un papel social a través del empleo de estos animales para la recuperación de las personas.

     Con la colaboración de la Fundación Caballo Amigo, según la consejera, se desarrollará una actividad supervisada por facultativos, para desarrollar ejercicios de recuperación de estas personas en la que se aprovechan los movimientos cadenciales del caballo para estimular los músculos y las articulaciones.

     Silvia Clemente se ha mostrado muy feliz en poder llevar a cabo esta actividad que, a su juicio, ofrece extraordinarios resultados en poco tiempo, mientras ha destacado la lucha personal de las familias de los afectados por querer un futuro mejor para los niños, comprometiéndose a ampliar el programa para otros años.

     Actualmente hay cuatro niños en tratamiento, uno pendiente de autorización médica, otros siete en espera, así como varias asociaciones de ayuda interesadas en el programa.

Un respaldo del sector por cuestiones morales


    Miguel Morales, cuya federación gestiona el Centro Ecuestre, propiedad de la Junta de Castilla y León, ha explicado que, aunque no es una misión específica de este organismo, se han vinculado con el programa de hipoterapia por la vinculación con el caballo y por razones morales, dado el éxito de los tratamientos.

     Para De Pablos, la hipoterapia es complementaria de otros programas de su organización, como fisioterapia e hidroterapia, mientras se ha referido a la efectividad del tratamiento y al efecto del caballo en la reducción de la intensidad de las crisis epilépticas, no explicado aún por la ciencia.

     La responsable de Aspace ha hablado de los beneficios de la hipoterapia en el fortalecimiento de la musculatura o en la prevención de las malformaciones óseas.

     Según la presidenta de la Fundación Caballo Amigo, Mercedes Jímenez, la hipoterapia influye positivamente en el área motora, tanto en el tono muscular, como el control de tronco y cabeza, equilibrio o la estabilidad pélvica.

     Asimismo beneficia la relación no verbal, la conducta y la comunicación del paciente y mejora su trato social, al trabajar en grupo por lo que ha asegurado que "el caballo crea bienestar en todo el que lo monta".

     Desde que el niño sube al caballo, ha explicado Jiménez, comienza el desarrollo físico, como el equilibrio y el control postural, aparte de que está más motivado, al no tener la sensación de estar haciendo terapia cerrado en una sala, sino al aire libre.

     Además, se desarrolla el aspecto de relaciones con el animal y otras personas, a través de los sentidos, en opinión de Jiménez, por lo que es sencillo conseguir respuestas de los pacientes.

(Foto: Archivowww.fekoor.com)

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