La "cocina emocional" de los Roca ha desbancado a la propuesta nórdica de Noma, que en 2010 tomó el testigo de Ferran Adrià con El Bulli, como mejor restaurante del mundo y que este año vive una de sus temporadas más grises.
Hace poco más de dos meses, el universo gastronómico se vio sacudido por la noticia de que 63 personas habían sufrido una intoxicación estomacal en el restaurante de Copenhague, un episodio que recordó a lo sucedido en 2009 en The Fat Duck, en Londres, donde unas ostras provocaron el malestar de decenas de comensales.
En el Celler, la cocina es un juego a tres bandas: Joan dirige la cocina, el mundo salado; Jordi coordina la repostería, el mundo dulce, y Josep, sumiller, gobierna el mundo líquido.
Los tres hermanos crecieron entre los aromas de guisos que inundaban la sala del restaurante que sus padres regentaban en Taialà, un barrio a las afueras de Girona, un comedor que fue su sala de estar y su cuarto de juegos, el lugar donde se fraguó su pasión por la gastronomía.
Décadas después, aquellos tres niños, ya adultos, son los responsables del mejor restaurante del mundo para "Restaurant", un lugar en el que la vanguardia creativa se une con la memoria de generaciones de antepasados que se han dedicado en su familia a dar de comer a sus clientes.
La lista de 50 establecimientos que encabezan los Roca se elabora a partir de la opinión de más de 900 críticos, chefs, restauradores y gastrónomos de todo el mundo, que emiten hasta siete votos cada uno, tres de los cuales, como mínimo, deben ir a parar a restaurantes de una región distinta a la suya.
Para la publicación gastronómica, el restaurante de los hermanos Roca ha obtenido reconocimiento mundial "por su combinación de platos tradicionales catalanes con técnicas innovadoras" así como por la "pasión y amabilidad" de sus dueños.
Además del Celler de Can Roca, otros cuatro restaurantes españoles aparecen en la lista de "Restaurant", dos de ellos entre los diez primeros puestos.
Mugaritz (Guipuzcoa) perdió el tercer puesto que obtuvo el pasado año para dejar paso al italiano Osteria Francescana, mientras Arzak, también de Guipúzcoa, mantuvo la octava plaza que se aseguró en 2012.
Quique Dacosta (Alicante) dio por su parte un salto adelante de catorce puestos en el ránking para situarse en la vigésima sexta posición, mientras que el Asador Etxebarri (Vizcaya) retrocedió trece posiciones, hasta la 44.
Entre los latinoamericanos, D.O.M perdió dos puestos respecto al pasado año y quedó sexto, mientras que Astrid y Gastón avanzó 21 puestos, hasta el décimo cuarto, y el mexicano Pujol ascendió hasta la décimo séptima plaza, mejorando la trigésima sexta que logró el pasado año.
Un "reconocimiento" a toda la gastronomía española
Joan Roca, chef del Celler de Can Roca (Girona), afirmó que esta distinción servirá para estimular la gastronomía y el turismo españoles. El primer puesto en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo que elabora cada año la publicación gastronómica "es un reconocimiento a nivel personal, pero también es importante para el país, un impulso para la gastronomía española", señaló a Efe el mayor de los tres hermanos Roca que regentan el restaurante.
"También es una ayuda para todo aquello que está detrás de esa gastronomía: sus productos, sus recursos, el turismo", sostuvo Roca, que quiso dedicar el reconocimiento que recibió su establecimiento a "todos los cocineros que trabajan para sacar adelante en un momento difícil a la cocina española".
"¿Por qué ahora? Es difícil de responder. El jurado es diverso y amplio y es muy difícil valorar un restaurante, es lo más subjetivo del mundo. Nunca sabemos qué va a pasar en esta lista", aseguró Roca. Para el chef catalán, su trabajo es mantenerse "comprometidos con la calidad, la excelencia y la creatividad", aquello que considera que "ha valorado el jurado" en su restaurante.
"Se ha producido este año, pero podría haberse dado el anterior, o dentro de dos. Tampoco sé que pasará el próximo. Hay que tomar distancia desde el minuto dos, después de celebrarlo, porque hay que seguir trabajando y haciéndolo bien, seguir comprometidos con lo que nos ha llevado hasta aquí, que no es otra cosa que el trabajo y el esfuerzo", indicó el cocinero.
Para Roca, lo mejor de este reconocimiento, en la que recibió junto a sus dos hermanos los aplausos de los chefs más respetados del planeta, reunidos en Londres para la ocasión, fue "sentirse querido".
"Eso es lo más bonito. Al margen del reconocimiento profesional, que también es importante, es bonito el cariño, el afecto y la complicidad que nos ha mostrado el resto de la profesión, los abrazos que nos han dado hoy los colegas los recordaremos siempre", afirmó Roca.
"Mañana los recepcionistas se van a suicidar", bromeó el cocinero, que espera que a partir de mañana la lista de espera de más de un año con la que ya contaba su restaurante reciba nuevas peticiones.
El chef catalán describió como la cocina del Celler de Can Roca surge "a partir de un triángulo creativo que formamos Josep, Jordi" y él mismo, "quizás la peculiaridad más destacada" del restaurante de Girona. "Somos afortunados por ser tres hermanos que nos entendemos tan bien trabajando juntos, en un restaurante en el que nos complementamos al máximo, cada uno en su especialidad", describió el cocinero.