El sector primario ha cogido ya los prismáticos para ver de cerca lo que viene tras superar la crisis del coronavirus, y sus agentes principales viven un carrusel de emociones que viajan entre el miedo y la oportunidad que plantea lo desconocido.
Por una parte, existe miedo entre las organizaciones agrarias de que no se avance lo suficiente en mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria y de que haya agricultores que no aguanten el tirón.
Por la otra, los agricultores son conscientes de la oportunidad que supone haber superado esta crisis, que les ha situado como esenciales para la sociedad y ha significado una revolución en la forma de producir y trabajar que puede beneficiarles para acelerar procesos ya iniciados antes de la pandemia.
La covid-19 se ha convertido en un tsunami de consecuencias poliédricas y estas son algunas de las que extraen, para Efeagro, las principales organizaciones agrarias, también divididas entre el miedo y la oportunidad.
ASAJA ve que el campo es «absolutamente necesario» pero prevé una vuelta a una realidad «compleja» con estrategias, como «De la granja a la mesa»
La organización agraria Asaja cree que, al superar la crisis, las autoridades comunitarias «tendrán que tomar conciencia» de que es «absolutamente necesario» adoptar un modelo y una política agraria más efectiva, porque se trata de proveer de alimentos a la población, según su director de relaciones internacionales, Ignacio López.
Bajo su punto de vista, será necesaria la prevención para dotar al mercado de herramientas «rápidas y efectivas» para responder a crisis en las que se vea afectada la llegada de mano de obra al campo, como ocurrió inicialmente por las restricciones impuestas para contener la covid-19.
También estarán muy atentos en ese «día después» al funcionamiento de la cadena alimentaria para evitar que haya distorsiones de precio y competencia desleal: «El productor no puede ser el que pague los platos rotos si hay descensos generalizados de precios», afirma López.
Espera que el consumidor vea al sector primario como esencial y es partidario de lanzar «campañas de concienciación y pedagogía» al respecto.
En todo caso, prevé una vuelta a una realidad «compleja» en un marco comunitario con estrategias, como «De la granja a la mesa», que se adoptan «sin haber sacado conclusiones ni haber extraído lecciones» durante la covid-19 de la «importancia» del sector primario.
COAG apunta a que «nada volverá a ser igual» y esta crisis «acelerará» procesos que «ya estaban en marcha»,
En COAG consideran que, una vez pase la crisis, el carácter estratégico de la producción alimentaria «ya no será discutido por nadie».
En esta organización estiman que los sectores más perjudicados (cordero, cochinillo o flor) sí remontarán el vuelo porque «ofrecen un alto valor añadido», aunque muestran su preocupación por el «modelo social y profesional» de los agricultores y ganaderos afectados.
Consideran que «todos» los agentes del sector son «esenciales» para adaptar al primario a la realidad pos-covid-19, aunque es a las administraciones a las que le corresponde «liderar este proceso» y apoyar a los granjeros.
A corto plazo, se necesitan medidas que puedan «preservar y garantizar» el funcionamiento de las explotaciones agrarias, incluidas las ayudas directas, las de financiación o planes frente a distorsiones en el mercado internacional.
En la «nueva normalidad», COAG apunta a que «nada volverá a ser igual» y esta crisis «acelerará» procesos que «ya estaban en marcha», como los relativos a la seguridad alimentaria o la sostenibilidad, mientras que habrá que hacer frente al impulso de «macroexplotaciones» que proliferarán en mano de «grupos de inversores», lo que «amenaza la continuidad» de la granja «profesional e independiente».
A UPA le preocupa que sigan los problemas «de abusos y especulación en la cadena alimentaria»
El secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, no habla de miedo pero sí expresa su preocupación por que, al día siguiente de la crisis, sigan los problemas «de abusos y especulación en la cadena alimentaria», como el pago en origen por debajo de los costes de producción, mientras «se incrementan los precios a los consumidores».
Ante las pérdidas en muchos sectores, como el de flores y plantas ornamentales y el cierre temporal de los mercadillos y la restauración, espera que la gente «lo tenga en cuenta» y «sepa identificar los productos de nuestra tierra para consumirlos».
«Esperamos que la sociedad sepa reconocer la labor fundamental que hemos jugado en este tiempo», abasteciendo de alimentos e incluso ayudando a las tareas de desinfección, dice Ramos.
Además, señala que el sector agrario ha acogido a «muchos trabajadores de la construcción, la hostelería y otros sectores» afectados por las restricciones derivadas de la pandemia.
Sobre la futura reconstrucción económica en el país, Ramos destaca la necesidad de que los agricultores y ganaderos participen en el diálogo y, en caso de haber sufrido los efectos negativos, reciban ayudas directas o fondos a pérdida, unas compensaciones que les permitan continuar su actividad en el futuro.
(Texto: Belén Delgado y Juan Javier Ríos / Efeagro)