El anuncio del Gobierno francés de iniciar los trámites reglamentarios para otorgar una autorización excepcional para el tratamiento de semillas con neonicotinoides (NNIs) en remolacha ha vueltyo a abrir el debate sobre su utilización y pone en entredicho de nuevo la idoneidad de las decisiones políticas europeas relativas a las herramientas de sanidad vegetal, «en las que pesan más las convicciones ideológicas que los resultados de una evaluación con el respaldo científico, como es el caso del glifosato», según destaca la Alianza para una Agricultura Sostenible (ALAS), que promueve herramientas de sanidad vegetal con el respaldo científico para los agricultores en España.
Francia, que fue líder del grupo de países que votaron a favor de la prohibición de los NNIs (imidacloprid, clothianidin y thiamethoxam) en abril de 2018, ahora da marcha atrás ante la ausencia de herramientas fitosanitarias u otras alternativas de sanidad vegetal para los agricultores galos contra plagas en remolacha. El Gobierno va a presentar al Congreso francés un proyecto de ley para finalmente autorizarse excepcionalmente la siembra de semillas tratadas con neonicotinoides en enero de 2021.
ALAS PROPONE HERRAMIENTAS DE SANIDAD VEGETAL BAJO CRITERIOS CIENTÍFICOS
En el caso de España, también se ha visto afectada por la ausencia de herramientas, en concreto de NNIs para la remolacha, y por este motivo, los dos últimos años el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha otorgado una autorización excepcional para el tratamiento de semillas.
La falta de sustancias activas autorizadas para la sanidad vegetal y sus consecuencias para la agricultura ya fue anunciada en el Informe “Low Yield” de Steward Redqueen, publicado en 2016, que en el caso de España para los ocho cultivos analizados, entre ellos la remolacha, estimaba pérdidas de producción entre 35% y el 45% y un aumento en los costes por hectárea en torno al 50% amenazando la viabilidad de este cultivo en España.
Esta pérdida de herramientas y por lo tanto de productividad, podría verse agravada como consecuencia de las Estrategias de la Comisión Europea (“Granja a la Mesa” y “Biodiversidad 2030”), que contemplan un objetivo de reducción de uso de productos fitosanitarios del 50% en 2030.
La Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS) ya solicitó en la Consulta Pública sobre la “Estrategia de la Granja a la Mesa”, realizada en febrero 2020, la necesidad de realizar un estudio de impacto sobre las consecuencias que el objetivo de reducción de uso de productos fitosanitarios del 50% en 2030 podría tener para la productividad agrícola en España y una decisión así debería supeditarse a la existencia de herramientas alternativas en función de cada cultivo.
ALAS, que nació en 2019 con sus organizaciones (ASAJA y UPA, Cooperativas Agro-alimentarias de España, FEPEX y la Asociación Española Agricultura de Conservación/Suelos Vivos (AEAC.SV)V) para el impulso del modelo de producción en España, sostenible económica, social y medioambientalmente, defiende en sus líneas fundacionales que en la actividad agraria, las tecnologías están totalmente reguladas, como lo están los medicamentos, y sus procesos de evaluación y aprobación, basados en el mejor conocimiento científico, son igual de exigentes.
UN ESTUDIO DEMUESTRA QUE NO HAY DIFERENCIA SIGNIFICATIVA SOBRE LA SALUD DE LAS ABEJAS LOS CULTIVOS TRATADOS Y NO TRATADOS CON LOS NNIS
El motivo fundamental por el que se prohibieron los NNIs en 2018 fue por su supuesto perjuicio a las abejas. ALAS recuerda que, en este sentido, acaba de terminar el mayor estudio de campo, realizado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) junto con la Universidad de Córdoba, en el que se demuestra que no hay diferencia significativa sobre la salud de las abejas entre la parte de cultivos tratados y no tratados con los NNIs.
El informe publicado en 2019 por PwC sobre “El futuro del sector agrícola español” señala también la necesidad de dar impulso a la tecnología y la innovación en agricultura, que podrían generar sustanciales aumentos en la producción y un gran impacto económico acumulado desde ahora hasta 2050: la agricultura de precisión, que generaría 54.682 millones de euros, la agricultura de conservación (16.919 millones de euros), las técnicas de edición genética (79.674 millones de euros) y las nuevas soluciones de sanidad vegetal (73.501 millones de euros).
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad por parte de los agricultores de disponer del conjunto más amplio de herramientas de sanidad vegetal basados en el mejor conocimiento científico. Por desgracia en los últimos años hemos visto como las decisiones en relación a las sustancias activas fitosanitarias se han visto politizadas. Ha sido el caso de los NNIs y también del glifosato, cuya renovación está prevista para diciembre de 2022 y que tampoco estará desprovista de controversia.
Desde ALAS, solicitamos que las decisiones relativas a las herramientas de sanidad vegetal se adopten de acuerdo a los resultados de una evaluación con respaldo científico y solicitamos a las autoridades competentes que exclusivamente tengan en cuenta estos criterios a la hora de su autorización.
Ya, pero una cosa es lo d la remolacha
y otra el glisofato, que ya lo estan intentando colar otra vez
pqe dicen que se basa en la ciencia etc…si, en la ciencdia de quien lo fabrica,
y que le interesa venderlo…pqe si es en la CIENCIA, de verdad,
entonces se ve que es lo que es : peligroso etc etc
Y No creo que a ls rurales les guste echarse piedras al tejado…
Querían cargarse la remolacha del sur de Europa y les ha salido rana. Si Alemania tuviera más problemas de plagas ya veríamos como cambiarían las cosas. Igual el cambio climático tiene alguna cosa buena. No era por ecología, era por interés. Dedicado a los ecotalibanes.
aqui nos prohiben todo y lo que nos traen esta tratado con lo que nos prohiben
Ejemplo de como un gobierno escucha a sus agricultores