SINC.-Entre 1980 y 2008, el aumento de las temperaturas en todo el mundo ha repercutido en un descenso de la producción de maíz y trigo. Un estudio estadounidense relaciona esta disminución con el aumento de los precios de los alimentos en un 6%. Sin embargo, en EE UU no se registra esta tendencia.
Durante los últimos 30 años, la producción global de maíz y trigo ha disminuido entre un 3 y un 5% debido al cambio climático. Este descenso podría ser responsable del alza de los precios de los alimentos en un 6% desde 1980, tal y como revela un estudio publicado en Science.
“Anticipar cómo afectará el cambio climático a la disponibilidad de los alimentos en el futuro pueden servir para comprender cómo están afectando los cambios realizados hasta la fecha”, explican los investigadores.
Para realizar el trabajo, los autores revisaron la producción alimentaria y los datos del clima mundiales entre los años 1980 y 2008, y se centraron en las cuatro principales materias primas agrícolas: maíz, trigo, arroz y soja. Mientras que la producción de maíz y trigo registró un descenso, los niveles de semilla de soja y el arroz permanecieron estables.
Los investigadores demostraron con dos modelos que el aumento de las temperaturas climáticas en este período fue el responsable del descenso de la producción en algunas materias primas analizadas. Uno imitaba el incremento de las temperaturas y el otro las mantuvo ‘congeladas’, y la producción no disminuyó.
Estados Unidos, la excepción
El dato más llamativo del estudio afecta a EE UU. Según los autores, ni registra un aumento de las temperaturas ni se han reducido sus cosechas, “aunque se trata de un caso aislado”.
“Realizar evaluaciones periódicas sobre cómo afectan las tendencias climáticas a la producción alimentaria global puede proporcionarnos datos útiles a científicos y a responsables políticos”, subrayan los autores.
Si el aumento constante de la demanda de trigo y maíz en todo el mundo no va acompañado de una adaptación que haga frente al cambio climático, “es probable que incurramos en grandes costes económicos y sanitarios”, concluyen.