EFE.- Esta es una de las conclusiones de un estudio presentado hoy por la viceconsejera de Sostenibilidad del Gobierno canario, Guacimara Medina, junto al catedrático de Botánica de la Facultad de Biológicas de la Universidad de La Laguna, Marcelino del Arco, y el jefe del servicio de Cambio Climático del Ejecutivo regional, José Luis Martín Esquivel.
El estudio se ha centrado en las modificaciones que por el aumento de temperaturas y el descenso de lluvias se han producido en Gran Canaria y Tenerife y otra de las conclusiones es que la rapidez del cambio climático dificulta los desplazamientos vegetales, con lo que se perderá biodiversidad y a empobrecimiento, sobre todo de las plantas poco numerosas y con dificultades para cambiar de lugar.
Para hacer este trabajo se han analizado cuatro posibles escenarios, en los que aumentaría la temperaturas de uno a cuatro grados centígrados en cien años, y con disminución de las precipitaciones lluviosas de entre el 5 y el 20 por ciento.
El catedrático de Botánica de la Facultad de Biológicas de la Universidad de La Laguna, Marcelino del Arco, insistió en que se trata de modelos, hipótesis para trabajar y que pueden cumplirse o no porque hay muchas variables, pero la obligación de los científicos, añadió, es decir qué puede ocurrir.
Los cambios climáticos siempre han ocurrido y la naturaleza tiene mecanismos para adaptarse, pero el actual es súbito, se dice que el más rápido de la historia y como consecuencia de la acción humana, y no se sabe como reaccionará la naturaleza, explicó Marcelino del Arco.
El jefe del servicio de Cambio Climático del Gobierno canario, José Luis Martín Esquivel, señaló que el dato de aumento de la temperatura en un grado en cien años es muy conservador y con el planteamiento de que el clima es lineal, pero no lo es, y añadió que todos los modelos dan para este siglo un incremento de al menos dos grados "y si tienen éxito las políticas" de contención.
José Luis Martín Esquivel manifestó que el cambio climático actual es tan rápido que es posible que la vegetación no tenga capacidad para adaptarse, por lo que abogó por intervenir para ayudarla a desplazarse para evitar su empobrecimiento.
El catedrático de Botánica de la Universidad de La Laguna comentó que la formación vegetal que más le preocupa son los bosques sabinas, almacigas y acebuches, cuya presencia ya se ha reducido y es posible que disminuya con el cambio climático.
Y eso a pesar de que tienen espacio pero apenas tienen capacidad para expandirse y además están en zonas de medianías, en las que son muy utilizadas por los humanos, explicó.
Marcelino del Arco también se refirió a la laurisilva y dijo que no es mucha su posible reducción pero sí podría empobrecerse, de forma que aumente la seca, de las zonas más bajas, en detrimento de la más húmeda.
Además, declaró Marcelino del Arco hay que recordar que la presencia de laurisilva tiene relación directa con la presencia de nubes, y si esta disminuye como consecuencia del cambio climático y hay menos niebla el perjuicio será para la laurisilva.
En el caso del pinar no se producirá un gran cambio e incluso podría aumentar su distribución al invadir zonas de sabinal, señaló Marcelino del Arco.
La viceconsejera de Sostenibilidad, Guacimara Medina, indicó que lo que se pretende con estos modelos es deducir cuál será la distribución de los bosques como consecuencia del cambio climático, e insistió en que se habla de tendencias, lo que sirve para adelantarse e intervenir en términos positivos para el medio ambiente.