"Esto hace que al comparar uvas con la misma concentración de azúcares o grado alcohólico, las cultivadas en condiciones de cambio climático tengan peor coloración y esto acabe percibiéndose en el vino", advierte. De hecho, "cada vez es más frecuente encontrar vinos con un grado alcohólico elevado debido a la sobre maduración de las uvas".

     No obstante, en el marco del cambio climático, las consecuencias podrían variar, ya que los cambios en niveles de radiación ultravioleta o el descenso en las precipitaciones "podrían tener efectos antagonistas a los provocados por un aumento de la temperatura o de los niveles de CO2".

     Todo ello genera "muchas incógnitas sobre qué esperar en un futuro", según este experto, que augura que la producción vinícola deberá encontrar soluciones para hacer frente a los desafíos ambientales.

El uso de ‘clones’ como alternativa


     Así, "el uso de ‘clones’ (subvariedades) de maduración más lenta podría ser una de las posibles estrategias. También podría ser muy tentador cambiar las variedades que se plantan en cada lugar por otras mejor adaptadas a climas más cálidos, pero esto supondría renunciar en gran medida a la tipicidad de nuestros vinos, algo inimaginable", reconoce.

     En cualquier caso, considera Martínez-Lüscher que el cambio climático puede ofrecer nuevas oportunidades, como la producción de un tipo de vino en climas más fríos donde antes no era posible: "Es el caso de la incipiente industria del vino en el Reino Unido donde tengo previsto seguir trabajando", señala el investigador.

     El estudio de Johann Martínez-Lüscher ha sido financiado por la Universidad de Navarra, el Programa de Cooperación Transfronteriza Navarra-Aquitania, el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea.

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