Las altas temperaturas, por encima de lo normal para esta época del año, ya se ha traducido en un aumento de los gastos para agricultores y ganaderos que aún, eso sí, no aprecian daños irreversibles en su actividad, pero que alertan de que se pueden producir si la situación se alarga en el tiempo, porque el calor ya se traduce en más costes de producción.
Así lo ha apuntado a Efeagro el responsable de los servicios técnicos de ASAJA en la Comunidad Valenciana, José Francisco Sales, quien ha explicado que «el estrés hídrico que sufre una planta, detiene su actividad vegetativa», por lo que hay que estar atentos para estabilizar la situación con más riego, lo que supone un mayor factura energética.
En el caso de los cultivos de secano, como algunas superficies de almendro, olivar, viñedo y, en menor medida, de cereales «el problema es que el estrés hídrico se prolongue en el tiempo», lo que podría ocasionar un «descenso de los rendimientos y una calidad deficitaria» de los cultivos.
Sales ha hecho referencia a que las altas temperaturas también pueden producir un aumento de plagas y enfermedades en las plantas, que están más indefensas si desaparecen, por ejemplo, los fitoseidos, una fauna auxiliar que ataca a los ácaros en cítricos y frutales.
En cuanto a la ganadería, el técnico de Asaja ha comentado que en los días con picos de calor hay que proporcionar al ganado «herramientas para que se encuentre cómodo», como ventiladores o sistemas de refrigeración, lo que también supone un aumento de costes para los productores.
TERNEROS CON GOLPES DE CALOR
El responsable de ganadería de Unión de Uniones en la Comunidad de Madrid (Ugama), Ángel del Valle, ha apuntado a Efeagro que este jueves un ternero de una explotación de la sierra ha sufrido «un golpe de calor«, según el veterinario que le ha atendido tras tener síntomas de desorientación y que ha dicho que «quizá no salga adelante».
A pesar de este hecho puntual, Del Valle, que nunca había oído un caso igual -«y soy la quinta generación de una familia de ganaderos»-, ha considerado que en líneas generales los animales en extensivo «se van adaptando» al aumento de temperaturas, que comenzaron con la primera ola de calor a finales de mayo.
El mayor impacto de las altas temperaturas en el sector se ha producido en el «manejo y trabajo del ganadero», que ahora tiene que aportar agua con vehículos cisterna a los animales, ya que los arroyos o tienen poca agua o se han vuelto a secar, lo que supone más costes y alargar la jornada laboral.
Ha añadido que muchos pastos se han secado y han perdido nutrientes, por lo que a las vacas que están criando hay que darles ahora un aporte de pienso en balas que se dejan en el suelo para que no pierdan peso y, sobre todo, den suficiente leche para sus terneros. Una prueba más de que el calor ya se traduce en más costes.
Fuentes de los servicios técnicos de Cooperativas Agroalimentarias de España han indicado que si persisten las altas temperaturas será un problema en las granjas lecheras, ya acostumbradas a que baje la producción en verano, en las que desde hace años no faltan los ventiladores de agua para quitar la sensación de calor.
Desde la Agencia Estatal de Meteorología ( Aemet) han informado este jueves de que, aunque podría ser el último día de la ola de calor, las temperaturas seguirán siendo muy elevadas en gran parte del país, con valores que oscilarán entre los 36 y 40 grados.
(Texto: Angelica Quintana / Foto portada: Román Ríos Efeagro)