BID.- Localizada en los valles de tres ríos en la costa desértica central de Perú en el océano Pacífico, Lima se reconoce por su clima templado-cálido a lo largo del año y por ser una de las capitales más secas del mundo. En Lima llueve muy poco y su población –de casi nueve millones de personas, muchas de ellas pobres– necesita agua.

Al igual que muchas ciudades de América Latina, Lima tiene barrios marginados –denominados allí “pueblos jóvenes”– que crecen rápidamente y se expanden hacia las zonas más altas de las colinas circundantes.

El acceso al agua en estas laderas secas y escarpadas es precario y las condiciones de vida son insalubres. Por esta razón, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el gobierno peruano creó el Programa “ Agua para todos ” con el fin de contribuir a ampliar y a mejorar los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento en los pueblos jóvenes, así como en las zonas de bajos ingresos en otras grandes ciudades del país.

En su calidad de socio de Perú y para hacer frente a estos desafíos, el BID financió tres de los nueve proyectos enmarcados en el programa mencionado: Sargento Lorentz, Valle de Amauta y Carabayllo. SEDAPAL, la empresa de abastecimiento de agua y alcantarillado de Lima, fue la entidad ejecutora y está suministrando actualmente agua potable a 21.504 familias y servicios de alcantarillado a 18.263 familias en los tres proyectos financiados por el BID.

En una evaluación realizada en 2010 sobre los tres primeros años se constató que el 83% de los hogares encuestados tenía inodoros y que el 70% contaba con conexiones de agua y desagüe instaladas en el marco de la iniciativa.

La repercusión de estos programas en la salud de la población está claramente demostrada.

El aumento del acceso a servicios de abastecimiento de agua y saneamiento mejora las condiciones de salud y económicas de la población. Según un informe de Naciones Unidas titulado Análisis y evaluación mundial del abastecimiento de agua potable y saneamiento 2012, la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y algunas enfermedades respiratorias son prevenibles mediante el suministro de agua potable y de un servicio adecuado de eliminación de aguas servidas.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud informa que la mejora de las condiciones de saneamiento reduce en un tercio la tasa de mortalidad asociada a la diarrea, principalmente entre los niños menores de cinco años de los países en desarrollo.

Por otra parte, la mejora de tales servicios contribuye al desarrollo económico cuando disminuye la incidencia de enfermedades, pues esto a su vez incrementa la productividad de las personas y contiene la demanda de servicios de salud. Este hecho es de particular importancia en Lima, ciudad que alberga dos tercios de la producción industrial de Perú, y por lo tanto debe contar con una fuerza laboral saludable.

En el ámbito internacional, la inversión en agua y saneamiento ha generado un ahorro de US$7.000 millones anuales para los organismos de salud y de US$340 millones para los hogares según estimaciones de la OMS. Dicho ahorro permite que los gobiernos utilicen recursos públicos para otras iniciativas de desarrollo, y en esa medida en los pueblos jóvenes de Lima los hogares beneficiados –ahora más saludables y mejor protegidos—están contribuyendo de hecho al desarrollo económico y social general de Perú.

×