Para el responsable de relaciones internacionales de Asaja, Ignacio López, el acuerdo bilateral muestra "el fracaso" de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los acuerdos multilaterales -que hasta ahora se producían tras las diferentes rondas negociadoras- se dan ahora "casi por muertos".

   López indica que el Gobierno español siempre ha defendido este tipo de negociaciones con países centroamericanos en su interés por convertirse "en puente" de comunicación con la UE pero, desde el punto de vista de los agricultores, "habrá que ver cómo funcionan".

   Estarán atentos -precisa- al cumplimiento de las salvaguardas que se introducen para el plátano canario, pero también reconoce que, "en principio", el desmantelamiento de las barreras arancelarias puede venir bien vinos, aceites u otros alimentos españoles.

   En cuanto a las mayores preocupaciones de Asaja, apunta a la "reciprocidad", es decir, si se garantizará o no que las importaciones cumplen las mismas exigencias de calidad y seguridad.

   También advierte de otro peligro para las exportaciones: que países de esa zona geográfica impongan "obstáculos técnicos" al comercio en sustitución de los hasta ahora tradicionales aranceles, como barreras alegando "plagas extrañas" o problemas sanitarios.

   Por su parte, el secretario general de COAG, Miguel Blanco, ha apuntado como "positiva" la salvaguarda que se introduce para el plátano, "fundamental para preservar un sector estratégico para Canarias", pero advierte que otros productos "quedarán tocados".

   A su juicio, la liberalización de los intercambios comerciales "sin una suficiente regulación" con Centroamérica, "siempre acabarán perjudicando" al modelo de explotación familiar en España.

   Reconoce que la apertura de fronteras mundiales "es un toma y daca" para todos, pero avisa de quien sale peor parado es el agricultor español por esta "competencia desleal", puesto que en Europa se exigen medidas de trazabilidad, seguridad alimentaria y condicionantes medioambientales pero no así a las importaciones.

   Prácticas "desleales", dumping y falta de reciprocidad son los principales riesgo de los que COAG advierte, precisó Blanco.

   "La ausencia de acuerdo general en el seno de la OMC está provocando el desarrollo de multitud de acuerdos bilaterales o regionales", recuerdan fuentes de UPA, que denuncian que en todos estos acuerdos "el sector agrario europeo siempre ha sido utilizado como moneda de cambio", perjudicando a las explotaciones españolas".

   En su opinión, la Comisión Europea "sigue defendiendo aquellas medidas que nos solicitan" el resto de socios comerciales de la OMC, mientras que "los acuerdos bilaterales o regionales establecen compromisos adicionales a las mismas".

   La UE "se ha convertido en la zona económica más permeable, reduciendo los requisitos de entrada de los productos procedentes de terceros países", mientras que "aumenta los requisitos de producción de los procedentes del interior de la UE".

   UPA cree que el desarrollo de terceros "no puede depender de la renta de la explotaciones europeas" y que deben "replantearse" los acuerdos que implican condiciones más ventajosas" para esos países.

   Los aspectos comerciales de los dos acuerdos entrarán en vigor una vez que el Consejo de la UE les dé su visto bueno formal, y que los parlamentos de los países latinoamericanos hagan lo propio.

   UE importa desde Centroamérica banano, café o piñas y, respecto a Colombia y Perú, los más beneficiados por las ventajas arancelarias serán los productores de banano, uva y langostinos.

   Por su parte, la UE espera que el acuerdo favorezca a los sectores de la maquinaria, los automóviles y la industria química

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