EFE.- El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha advertido de que cada vez está más extendida la resistencia de este ácaro a los pesticidas y otros productos utilizados para combatirlo, para los que hasta el momento hay pocas alternativas eficaces.

Castilla y León es la comunidad autónoma con más explotaciones apícolas, según datos del Ministerio de Agricultura, con más de 3.700, aunque solo unas quinientas profesionales, la mayoría de ellas en Salamanca.

El presidente de la Asociación de Apicultores de Salamanca, Castor Fernández, ha explicado a la Agencia Efe que el ácaro de la varroa, que se coloca en el lomo de la abeja, si no se trata debidamente, es muy dañino y puede acabar con toda la colmena.

La aplicación de los tratamientos químicos para combatir la varroa, que produce que las abejas obreras nazcan con malformaciones, debe ser muy estricta para que estas sustancias no pasen ni a la miel ni al polen.

"Los principios activos de los acaricidas se colocan, por lo general, en tiras impregnadas en la colmena y se tienen que aplicar cuando ya no hay producción, a partir de septiembre", ha indicado.

En Castilla y León, los apicultores usan, sobre todo, dos productos químicos para acabar con la varroa: el conocido como ‘Check-Mike’, cuyo principio activo es el eoumaphos, y el medicamento Apivar, basado en el principio activo del amitraz, ante el que el ácaro de la varroa ha aumentado su resistencia según los investigadores en Estados Unidos.

Otros apicultores usan el insecticida denominado Klartan, impregnando tablillas de chopo que se colocan en la colmena.

Cuando la reina pone los huevos en los alveolos del panal, la varroa se mete en ellos antes de que la abeja los cierre con cera y cuando a los veintiún días nacen las crías, estos ácaros se comen las patas y las alas y, por tanto, las abejas obreras nacen con malformaciones.

Inmediatamente, las abejas expulsan de la colmena a este tipo de crías, ya que no son aptas para la elaboración de miel, un factor que reduce en gran medida la producción apícola.

Debido a los restos químicos y a la pérdida de eficacia, ya que los ácaros se vuelven resistentes a este tipo de tratamientos, existen todo tipo de investigaciones para intentar combatir este parásito mediante procesos no contaminantes.

En Estados Unidos han inventado un sistema eléctrico denominado Mitezapper, o atrapa-ácaros, un cuadro eléctrico, parecido a un panal, que se coloca en la colmena y se conecta a la batería de un coche para, mediante electricidad, irradiar calor y acabar con los ácaros de la varroa.

Según sus inventores, este método es eficaz en un 85 por ciento.

La Universidad de Pensilvania ha comprobado que este ácaro también se puede combatir con ácido fórmico, aplicado mediante vaporización en época de mucha infestación de ácaros.

Otros apicultores han constatado que se puede acabar con la varroa mediante el azúcar en polvo y la Universidad del Mar del Plata (Argentina) han ensayado con aceite esencial de pomelo, también con resultados positivos.

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