ANOVE recuerda que la única semilla que puede ser comercializada es la certificada. Ninguna otra semilla, simiente o grano para siembra puede ser comprada o vendida ni encontrarse legalmente en el mercado. Los agricultores están autorizados a reemplear como semilla el grano que obtengan en su propia explotación, pero esos granos no pueden en ningún caso comercializarse ni intercambiarse entre agricultores.
La semilla certificada supone una serie de ventajas importantes para los agricultores, como el uso de menores dosis de siembra debido a la garantía de germinación, el menor tiempo en la preparación de la semilla, o el aumento del rendimiento, ya que se asegura una buena implantación del cultivo y se reduce la aparición de malas hierbas. Y lo más importante, la semilla certificada es la única que tiene garantizada su calidad por medio de los controles oficiales que realizan las autoridades competentes, lo que permite asegurar su trazabilidad y pureza varietal.
Antonio Villarroel, Secretario General de ANOVE destaca que “todavía nos queda mucho camino que recorrer para conseguir que el uso de semilla certificada sea la práctica habitual en el cultivo de cereal. Además hay que recordar que la producción y comercio de semillas es una actividad regulada y sujeta a autorización y control administrativo. Su incumplimiento mediante uso de semilla no certificada, puede suponer multas e incluso penas de cárcel para los infractores”.