Lorenzo Rivera Prieto / Coordinador de La Alianza UPA-COAG
Es fundamental que en esta próxima campaña electoral se hable también del campo, de nuestros problemas como sector primario y estratégico para la producción de alimentos que la sociedad demanda y necesita.
Queremos que los candidatos hagan un planteamiento serio y consecuente con la realidad que ahora estamos viviendo los agricultores y los ganaderos, y que no ocurra como siempre, que se pasa de puntillas sobre los problemas el campo con breves comentarios y alusiones al sector.
Los grandes bloques que los partidos políticos incluyen en sus programas y debates siempre son los mismos: economía, empleo, educación, sanidad, vivienda, etcétera. No digo que estos temas no sean interesantes, pero sí que anulan o dejan fuera, las posibilidades de tratar seriamente nuestro sector. Aquello de lo que no se habla, evidentemente, se termina olvidando.
Y ese olvido está llevando a la desaparición de muchas explotaciones cada día y a que aumente la llegada de fondos y grupos de inversión a la agricultura y a la ganadería.
El 7% de las 950.000 explotaciones qué hay en nuestro país genera el 45% de la producción final agraria. Luego, unas 67.000 explotaciones casi producen el 50% de nuestras necesidades alimenticias.
La cuestión está en si este es el modelo que queremos. O ¿estamos por un modelo profesional y social en nuestro país? Lo razonable en España sería que el número de explotaciones estuviera en torno a las 400.000, menos de la mitad de las que ahora tenemos.
Problema número uno: excesiva atomización de explotaciones, muy pequeñas y poco profesionales.
Problema número dos: el agua. Sin ella no hay futuro. Y se trata de buscar soluciones y no sólo restricciones ante las sequías que año tras año sufrimos. Un Plan Hidrológico acorde con las necesidades de la población, sería lo primero. Lo segundo, disponer de las necesidades hídricas para producir alimentos. Y, en tercer lugar, y último, utilizar el agua para producir energía. Así, básicamente, se definen las necesidades del agua en el Plan Especial de Sequía. Y es así, porque el agua es ya más necesaria, o al menos, lo mismo, que la energía.
Bien merece todo esto un debate serio y responsable. Nosotros somos los más interesados en cuidar un recurso que condiciona nuestro futuro.
Problema número tres: La nueva PAC y sus consecuencias. Ya lo hemos denunciado cientos de veces: produciremos menos y perderemos competitividad. Y si no somos competitivos en este mundo global, lo nuestro no es sostenible. Ejemplos tenemos. El más reciente, la remolacha y su descenso de producción en toda la Unión Europea. Ahora, con el precio disparado del azúcar, ya es difícil encontrar cultivadores que vuelvan a sembrar. ¿Qué tenemos que hacer? ¿Esperar a que los precios de los alimentos sigan subiendo por la falta de oferta y ante una población mundial en crecimiento?
Por todo ello, pedimos a nuestros políticos que hablen en campaña de las necesidades que les estamos planteando. De adaptar el Plan Estratégico de nuestro país a las circunstancias del clima que tenemos, y a las cantidades de agua de las que disponemos.
Y es que sin agua y con la condicionalidad reforzada de esta PAC, nos colocan entre la espada y la pared.
No dejemos que sea dentro de unos años, sería demasiado tarde.