Desde aquí mi respeto a la labor de los ecologistas, ya que, aunque no comparta muchas de sus ideas y posiciones, reconozco que su trabajo es necesario. Dicho esto, y dentro de mi rechazo a algunas de sus propuestas, sigo sin entender su postura ante el glifosato. Algo que cada vez más me recuerda a los transgénicos.
Si sobre estos productos ya hay ahora mismo una gran polémica por el rechazo de un centenar de premios Nóbel a la postura de Greenpeace, creo que, cuanto menos, los ecologistas deberían mitigar su rechazo al glifosato. O por lo menos, ante la disparidad de informes que hay sobre si realmente crea o no cáncer, matizar su negativa. Quizás si abogaran más por buscar un sustituto que centrase en prohibirlo, sus argumentos tendrían más peso.
el problema de uso del glifosato es que se rocían plantas para consumo con este herbicida, plantas que han sido modificadas geneticamente y no sabemos que han hecho con ellas y cuya afección a nuestra salud no es inmediata sino a largo plazo. A lo mejor se debiera utilizar el glifosato solo para matar las malas hierbas y en zonas focalizadas y no a lo bestia…