Vieira e Brito hizo esas declaraciones tras una reunión de la Comisión de Seguridad Alimentaria, que sostuvo que en Portugal se ha hecho un esfuerzo profundo en este área y se comprometió a seguir trabajando en ese sentido.
DECO encontró irregularidades en 23 de los 26 establecimientos estudiados, y afirmó que casi todas las muestras analizadas contenían aditivos prohibidos (sulfitos para conservar el buen color de la carne, que son permitidos en Portugal en preparados como las salchichas pero no en la carne picada) y que se conservaban a temperaturas significativamente más altas de las permitidas.
Además, la asociación aseguró que en algunos casos también se detectaron bacterias potencialmente patógenas procedentes de los intestinos de los animales, y que la totalidad de las muestras contenían trazas de otras carnes, por ejemplo de ave.
Dudas sobre la metodología del estudio
Por su parte, la Autoridad de Seguridad Alimentaria y Económica portuguesa (ASAE), dependiente del ministerio de Economía, cuestionó la metodología del estudio desde su publicación, y recordó que los sulfitos son conservantes permitidos en los preparados de carne, a lo que DECO respondió que las muestras analizadas corresponden a carne picada y no a preparados.
El principal partido de la oposición, el socialista, pidió el miércoles una comparecencia del presidente de la ASAE en el Parlamento luso, que fue aprobada por la comisión de Agricultura y Mar de esa Cámara.