Tras meses de investigaciones, el SEPRONA descubrió en el interior de una nave y a unos dos kilómetros de distancia del lugar una planta desalobradora clandestina que se abastecía de las aguas subterráneas extraídas sin autorización de un sondeo.

    Tras girar una primera inspección a las instalaciones de la planta desalobradora, sus responsables indicaron a los agentes que la misma no se encontraba en funcionamiento, y que tan sólo era empleada para filtrar las aguas provenientes del pozo.

    Algunos días después, y tras mantener los oportunos contactos con la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura, los agentes del SEPRONA volvieron a las instalaciones, en esta ocasión acompañados por un geólogo especialista en la extracción de aguas subterráneas.

    La inspección, en este caso mucho más minuciosa, resultó confirmar que la planta había estado siendo utilizada de forma clandestina desde hacía varios años, una circunstancia igualmente aplicable al sondeo de aguas subterráneas, que según las primeras estimaciones podría tener una profundidad de hasta 300 metros.

    De las actuaciones practicadas, la Guardia Civil ha deducido, además, que las aguas de rechazo procedentes del proceso de desalobración, las comúnmente denominadas "salmueras", eran o bien vertidas ilegalmente en un terreno cercano, o bien inyectadas, de igual modo de forma ilegal, de nuevo en el subsuelo, una circunstancia que, según los investigadores, podría haber dado lugar a la salinización de las aguas subterráneas más superficiales, dado que tal maniobra se habría realizado a una profundidad de tan sólo varias decenas de metros.

    Esta última circunstancia podría ser la causa de los daños que durante meses habría venido sufriendo el césped del campo de golf cercano, situado en una cota geográfica inferior a las instalaciones de la planta desalobradora.

    Las estimaciones del volumen de aguas posiblemente esquilmadas durante varios años de los acuíferos subterráneos de la zona por parte de las instalaciones investigadas podrían superar el millón de metros cúbicos.

    La valoración que desde la Confederación Hidrográfica del Segura se ha realizado de tales cantidades es de unos 0,30 euros por metro cúbico de agua.

    Tanto la planta desalobradora como el sondeo de aguas subterráneas del que supuestamente se abastecía la misma han sido precintados por el SEPRONA.

    Las actuaciones practicadas han sido puestas a disposición judicial, dando cuenta de todo ello, además, a la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia.

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