Los detenidos tenían como actividad principal y "tapadera" para la materialización de los robos en los invernaderos el alquiler de dos fincas con las que enmascaraban la introducción de los productos hortofrutícolas que robaban.
Estos productos eran vendidos posteriormente por ellos mismos, como si fueran de su propiedad.
Los agentes encargados de la investigación han acusado a los detenidos de participar en una treintena de robos en invernaderos, donde sustrajeron presuntamente numerosos kilos de frutos agrícolas.