José Ángel Carrillo / Ingeniero agrónomo en Incatema
El 9 de septiembre, el mundo celebra el Día Mundial de la Agricultura, una jornada dedicada a reconocer la labor esencial de quienes cultivan la tierra y a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta este sector vital. En la actualidad, uno de los retos más apremiantes es la crisis climática, que amenaza la seguridad alimentaria global y exige un enfoque renovado en la agricultura adaptativa y la resiliencia climática. En este contexto, África emerge como un continente donde la necesidad de estas prácticas es más que evidente. De ello puede dar fe Incatema, con más de 25 años de experiencia trabajando en el continente.
África: epicentro de la vulnerabilidad estructural y climática
En África subsahariana, donde la agricultura representa el sustento de más del 60% de la población rural, el cambio climático ha intensificado los riesgos que enfrentan los sistemas productivos. Angola y Camerún, dos países con ecosistemas diversos y economías agrícolas vulnerables, se encuentran en la primera línea de batalla contra sequías prolongadas, inundaciones devastadoras y fenómenos meteorológicos extremos que amenazan la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.
La FAO ha documentado cómo los sistemas agrícolas africanos son especialmente sensibles a las variaciones climáticas, debido a su dependencia del régimen de lluvias, la escasa infraestructura de riego y la limitada capacidad de respuesta institucional:
- En Angola, el 81% de los desastres registrados entre 1977 y 2017 están relacionados con eventos hidrometeorológicos extremos como sequías e inundaciones.
- En Camerún, las regiones del Sahel y de la Adamaoua enfrentan una creciente desertificación y erosión de suelos, afectando gravemente la producción ganadera y agrícola.
Estrategias de adaptación: de lo local a lo institucional
La resiliencia climática exige una transformación profunda de los sistemas agrícolas. La FAO y el Banco Mundial han propuesto marcos de acción que incluyen:
- Agricultura climáticamente inteligente (CSA): un enfoque que busca aumentar la productividad, fortalecer la resiliencia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Evaluación proactiva del riesgo de sequía: el Banco Mundial promueve inversiones en infraestructura hídrica, seguros agrícolas y sistemas de alerta temprana.
- Adaptación basada en ecosistemas (EbA): Angola ha implementado proyectos financiados por el Fondo para los Países Menos Adelantados (LDCF) que promueven la restauración de ecosistemas y la gestión sostenible de cuencas hidrográficas.
Resiliencia aplicada en el terreno
En este contexto, se erige como esencial la asistencia técnica que pueden aportar a estos países de África empresas como Incatema, que ha desarrollado proyectos clave que ejemplifican la aplicación práctica de estas estrategias en Angola y Camerún, entre otros países.
En Angola, Incatema lidera el Proyecto de Desarrollo de las Cadenas de Valor Agrícolas en Cabinda, financiado por el Banco Africano de Desarrollo. Este proyecto contempla el acondicionamiento de 250 hectáreas para riego con pivot y la rehabilitación de sistemas de riego y drenaje en otras 500 hectáreas. Además, se instalarán invernaderos para asegurar la producción de frutas y verduras durante todo el año, contribuyendo a la seguridad alimentaria y a la diversificación económica de una provincia altamente dependiente del petróleo. Angola, además, ha aprobado la Estrategia Nacional de Cambio Climático 2018–2030, que busca integrar la adaptación en todos los sectores estratégicos.
En Camerún, Incatema está llevando a cabo un importante proyecto agroforestal en la Adamaoua, como ejemplo de su compromiso con la agricultura resiliente en África, promoviendo sistemas agroforestales eficientes y sostenibles, y fortaleciendo las capacidades locales mediante formación técnica y transferencia de tecnología. Camerún, por su parte, ha participado en iniciativas de la FAO para fortalecer la resiliencia de los sistemas pastorales y agrícolas en zonas semiáridas.
Hacia una agricultura resiliente e inclusiva
El Día Mundial de la Agricultura es una oportunidad para celebrar avances, pero también para reconocer el largo camino aún por recorrer.
La resiliencia climática en África no es solo una cuestión técnica, sino también política y social. Implica reconocer el papel central de los agricultores, especialmente los pequeños productores, en la construcción de sistemas alimentarios sostenibles. Angola y Camerún tienen el conocimiento local, los recursos naturales y el respaldo internacional para liderar esta transformación. Lo que se necesita es voluntad política, inversión estratégica y una visión de largo plazo que coloque la adaptación en el centro del desarrollo.
