EFE.- Martínez Zapater, que ha participado hoy en la ciudad malagueña de Vélez-Málaga en el curso de verano de la Universidad de Málaga dedicado a «Los recursos genéticos en la agricultura del siglo XXI», ha afirmado que sin variación genética no se pueden desarrollar nuevas variedades y nuevas aplicaciones para la vid.
Ha explicado que desde el centro que dirige, con sede en Logroño, se trabaja en proyectos nacionales e internacionales para buscar formas de adaptación del cultivo de la vid y su producción a las nuevas condiciones climáticas, así como a las demandas de los consumidores.
En el caso de los problemas derivados del cambio climático, el también investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha indicado que plagas que anteriormente no atacaban a la vid o que no lo hacían con tanta virulencia, ahora lo están haciendo.
«Hay un caso claro en el aumento de las acariosis, el ataque de especies de ácaros que antes no llegaban, y lo que hemos hecho es secuenciar el genoma de esta plaga y a partir de ahí se van a desarrollar nuevas aplicaciones», ha manifestado.
En cuanto a las demandas de los consumidores, Martínez Zapater ha declarado que éstos reclaman mayor diversidad de vinos, especialmente en los blancos, y que se reduzca el uso de plaguicidas.
Desde el ICVV se ha avanzado en la caracterización del genoma del tempranillo, «una variedad de referencia no sólo en La Rioja, sino en todo el país», y en la búsqueda de la variación que existe dentro de ella «y que permitirá adaptarla a nuevas situaciones y también desarrollar nuevos productos».
El director ha señalado también que existe un especial interés por el estudio de la microbiología del vino, debido a que cada vez presentan un mayor contenido alcohólico como consecuencia de un mayor contenido de azúcar en la uva, y para corregirlo se están investigando nuevas cepas de levaduras que produzcan menos alcohol.
Ha destacado los efectos saludables del vino, «consumido siempre con moderación», por sus contenidos antioxidantes o su papel como ansiolítico, aunque ha reconocido que la investigación en este sentido es «una asignatura pendiente».