La Guardia Civil ha desmantelado en la pedanía lorquina de Tercia un matadero clandestino de aves ubicado en una granja, en la que se vendían al por menor «huevos y pollos camperos» sin ningún tipo de licencia, garantía ni control sanitario, por lo que ha inmovilizado a 300 aves vivas y 5.000 huevos de gallina que se encontraban en su interior.
La operación se ha desarrollado en colaboración con el servicio de Seguridad Alimentaria de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad Autónoma de Murcia y el responsable de la granja ha sido denunciado por infracciones administrativas en materia de sanidad animal nacional y europea.
un negocio que se incrementaba los fines de semana con clientes en busca de «pollos y huevos camperos»
La investigación, ha informado la Guardia Civil, se inició cuando los agentes del equipo ROCA contra los robos en el campo fueron alertados de las supuestas prácticas irregulares realizadas en una granja avícola situada en Tercia.
Los agentes verificaron la llegada esporádica de particulares a la finca que, solo contaba con los permisos necesarios para la crianza de pavos, lo que hizo sospechar a los investigadores de una supuesta venta directa de aves a particulares.
La información obtenida fue puesta en conocimiento de los agentes del Seprona, especialistas en protección de la naturaleza que retomaron las investigaciones para determinar si la actividad laboral desarrollada se correspondía con las licencias administrativas otorgadas al responsable de la finca para la crianza exclusiva de pavos.
Los numerosos dispositivos de vigilancia permitieron determinar que la llegada de particulares a la finca iba en aumento, principalmente durante los fines de semana y que estos supuestos clientes compraban pollos y huevos en la granja, bajo la denominación de «pollos y huevos camperos».
Inspectores del servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis inspeccionaron la explotación a instancias del Seprona y el examen de los distintos recintos de la granja permitió localizar una sala de sacrificio clandestina.
El matadero clandestino estaba equipado habilitada con maquinaria y herramientas específicas, donde, supuestamente, se sacrificaban troceaban pollos para su venta directa al consumidor.
En otro recinto han sido hallados 5.000 huevos de gallina dispuestos en cartones y cajas, en condiciones higiénico-sanitarias deficientes.
La explotación contaba con unos 150 pavos, única especie autorizada para su crianza en la finca, así como con otros 300 pollos, distribuidos en varios corrales y criados, supuestamente, para su sacrificio y venta.
El titular de la finca no ha podido acreditar la tenencia de las correspondientes autorizaciones administrativas para la venta de estos productos que, además, no contaban con registro sanitario.
Todo el material inmovilizado permanece depositado en la explotación avícola, a disposición del Servicio de Seguridad Alimentaria de la Región. La maquinaria utilizada para sacrificar a los animales ha sido precintada.
Al responsable de la explotación avícola se le han tramitado numerosas denuncias por infracciones administrativas en materia de sanidad animal nacional y europea.