Así, Martínez de Toda ha explicado que desarrollar esta tesis requería "mucho trabajo", por lo que varios estudiantes renunciaron a profundizar en estos estudios hasta que se atrevió Balda hace unos cinco años.

     Balda ha indicado que, con ayuda análisis genéticos, se han identificado todas las variedades -menos dos- para "ponerles nombre real" y analizar su posibilidad de adaptarlas a la producción de vino en la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja.

Las dos variedades no coinciden con ninguna otra conocida


     Las dos variedades desconocidas hasta ahora se han encontrado en Badarán y, al realizar los análisis genéticos y cotejarlos con el catálogo europeo de variedades (en el que aparece descrita cada variedad conocida con su correspondiente análisis genético), ninguna otra variedad coincide con estas dos, descritas como B-48 y B-56.

     De los vinos elaborados de estas dos variedades desconocidas, la B-48 no parece demasiado interesante para vinos de calidad por ser muy productiva, pero la B-56 muestra buenas aptitudes vitícolas y enológicas, por lo que podría ser tenida en cuenta en el futuro.

     La tesis doctoral ofrece a la industria vitivinícola una importante base para tomar decisiones estratégicas de futuro y poder hacer frente a nuevas necesidades, como condiciones climáticas adversas y nuevos mercados que demanden otros estilos de vino.

     Todo el estudio se ha realizado en la bodega institucional del Gobierno de La Rioja en La Grajera, por lo que Balda ha considerado interesante comprobar "cómo" se desarrollan estas variedades en otros ambientes de la Denominación.

     Balda ha contado con una beca de formación de profesorado universitario (FPU) del Ministerio de Ciencia e Innovación durante los últimos cuatro años y también ha colaborado con otros grupos de Galicia y Extremadura, especializados en aromas y aminoácidos, respectivamente.

     El trabajo de recuperación y preservación de variedades minoritarias fue financiado en sus inicios por dos proyectos del Ministerio de Ciencia y Tecnología (INIA) y por un proyecto del Consejo Regulador de la DOCa Rioja.

     A finales de los años 80, los investigadores Fernando Martínez de Toda y Juan Carlos Sancha iniciaron un trabajo para preservar el patrimonio de variedades de vid existente en Rioja y que estaba desapareciendo por la reestructuración del viñedo y el arranque de viñas viejas.

     En su investigación se han analizado más de 700 viñedos y, como resultado del mismo, se han seleccionado 76 tomas de muestra de cepas, de las cuales 45 eran tintas.

    Esta fue la primera vez en España que se emprendió una iniciativa en este sentido y, tras muchos años de cooperación con cientos de viticultores a través de numerosas cooperativas repartidas por toda la Denominación de Origen, se ha puesto fin a uno de los proyectos de investigación vitivinícola de mayor envergadura.

     El objetivo fundamental del proyecto era identificar todas las variedades recuperadas y hacer una caracterización completa de ellas para ofrecer al sector vitivinícola una información que recoge una parte de la historia de la DOCa Rioja y abre la puerta a nuevas posibilidades para el desarrollo de la viticultura y la enología.

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