El estudio traza la radiografía de cómo se encuentra la especie hoy en día y permiten diseñar instrumentos para planificar una gestión forestal sostenible y que maximice el beneficio que se puede extraer de esta masa arbórea.
La investigación desarrollada ha creado herramientas para la estimación del crecimiento y la producción, tales como ecuaciones de biomasa, una función de perfil, una ecuación de índice de sitio, tarifas de cubicación con clasificación de productos, tablas de producción, diagramas de manejo de densidad o modelos que permiten determinar el índice de sitio a partir de variables ambientales.
Un potencial muy alto que se está perdiendo por la falta de actuación de los propietarios
El abandono de las masas forestales es el primer y principal problema que los investigadores han encontrado al evaluar la situación. "El potencial de esta masa es muy elevado y se está perdiendo por la falta de actuación de propietarios particulares y administraciones públicas", explica María Menéndez, investigadora del grupo cuya tesis doctoral se centra en el desarrollo de herramientas de gestión del castaño de monte bajo.
Desde el punto de vista sanitario la salud de la especie no es buena, ya que se aprecia una presencia "bastante importante de chancro, un hongo que penetra por las heridas y cortes del árbol reduciendo su vitalidad y lastrando su capacidad de crecimiento", explica Menéndez.
En Asturias existen 451.317 hectáreas de superficie forestal arbolada, de las cuales 80.560 hectáreas son de masas de castaño de monte bajo, lo que supone un 17,85% de la superficie arbolada de Asturias y un 49,5 % de la superficie total nacional de castaño.
La especie ha tenido desde siempre un estrecho vínculo con la historia y la cultura asturianas al servir como material en construcciones como hórreos o cercas para las fincas, y su fruto jugó además un papel destacado en la dieta de la población rural durante décadas.