EFE.- Han recriminado también que España se haya convertido en el campo de experimentación de las multinacionales del sector con un 67 por ciento de todos los experimentos realizados en Europa, algo que han achacado hoy, durante una rueda de prensa celebrada en Valladolid, a que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente "ha ocultado durante años la localización de los experimentos".
Blanca Ruibal, representante de Amigos de la Tierra, ha recordado que los ensayos al aire libre con cultivos transgénicos "presentan elevados riesgos ambientales y sanitarios", ya que el riesgo de contaminación "existe y es algo que la ciudadanía debe conocer".
Por ello, ha echado en cara al Gobierno que tras "solicitar en repetidas ocasiones" la localización exacta de los cultivos transgénicos, éste se la haya proporcionado después de que los experimentos hayan concluido.
A juicio de Victoria Anderica, de Acces Info Europa, esa actitud incumple la ley de acceso a la información ambiental e impide "un debate serio de la sociedad sobre el uso de transgénicos".
También han culpado a la Junta de Castilla y León de la proliferación de este tipo de cultivos, ya que tiene la competencia de otorgar permisos para los experimentos que, según los datos de estas organizaciones, se han realizado en cuarenta terrenos de la comunidad autónoma de "hasta mil metros cuadrados" y pertenecientes a las provincias de Burgos, Zamora, Valladolid y Palencia.
Por su parte, Jerónimo Aguado, de Plataforma Rural, ha comentado que desde hace quince años la tecnología transgénica "fortalece un modelo de agricultura que se queda en manos de las multinacionales y niega el futuro del medio rural".
"Aparte de los importantes daños al medio ambiente, privatiza una parte muy importante de los bienes comunes, las semillas, que se quedan en manos de cuatro multinacionales (han mencionado a Monsanto, KWS o Bayer), que son las que patentan las semillas modificadas", ha agregado.
Mientras, Prisciliano Losada, portavoz de COAG en Castilla y León, ha expresado el "rechazo profundo" de su organización a las semillas genéticamente modificadas porque "no sirven para producir" y tampoco reducen las plagas.
Ha añadido que la mayor parte de las pruebas realizadas en Castilla y León se han producido con remolacha azucarera, un cultivo de gran importancia para esta comunidad autónoma que, "si se contaminan", sería "muy complicado comercializar".