Las grandes cadenas de distribución están saturando el mercado español de patata vieja francesa mientras compran la patata nueva española, más saludable y de más calidad, para sus clientes del resto de Europa. Según denuncia Asaja Sevilla, a los consumidores españoles se les está dando «gato por liebre», ya que en España solo se queda con el 30% de patata nueva, el resto de patatas que se consumen son patatas viejas procedentes de Francia, donde se han mantenido conservadas en cámaras durante nueve meses.
Sevilla es la primera productora de patata temprana de España. En las 4.000 hectáreas que se cultivan en la provincia se recolectan 150.000 toneladas de patata que, en su mayor parte, se destinan a la exportación. Aproximadamente al 70 por ciento de la producción sevillana va a los mercados europeos, donde los consumidores son más exigentes.
La patata de calidad sólo se puede adquirir en establecimientos de cercanía ante la postura de la distribución
La campaña de recolección de la patata nueva se inicia en Andalucía a finales de abril y concluye a mediados de junio, en esas fechas, el consumidor español cuenta con una patata de proximidad de excelente calidad, pero para encontrarla debe adquirirla en los mercados de abasto y las fruterías y verdulerías de barrio, puesto que en España las grandes superficies “hurtan” a sus clientes la posibilidad de acceder a la patata nueva española y les dan “gato por liebre” al poner a la venta las patatas viejas francesas, que en ocasiones se vende bajo la denominación de “patata lavada”, y que se presenta con una piel limpia y brillante, lo que induce a los consumidores a pensar que se encuentran ante una patata nueva.
Las patatas nuevas, que se recogen y se comercializan en plena temporada, nada tienen que ver con las patatas de conservación, que se han conservado de forma artificial durante nueve meses, tiempo en el que han perdido muchas de sus cualidades.
Las diferencias entre las patatas viejas y la patata nueva son muchas y en todos los sentidos, tanto a nivel nutricional como organoléptico, las patatas nuevas tienen una piel más fina y dorada, su carne es más blanca y su composición es más acuosa, tienen más vitamina C y no se reblandecen cuando se fríen.