ASAJA Almería ha puesto sobre la mesa la desastrosa situación de precios que está atravesando en el inicio de la presente campaña que califica como el peor peor inicio de precios de los últimos seis. Esta crisis de precios en origen afecta a todos los productos, pero es especialmente grave para berenjena, pepino y calabacín que se llevan el dudoso honor de ser los que peor se están pagando a los agricultores almerienses.
Esta situación demuestra las graves consecuencias de la falta de planificación y de actuación y de prevención existente, por ello desde ASAJA reclaman a las Organizaciones de Productores, a su Asociación, a la propia Interprofesional y al resto del sector comercializador (pues las alhóndigas también pueden solicitar aplicar gestión de crisis), que tomen medidas y empleen los mecanismos existentes para la gestión de crisis siempre que los precios se hundan, tal y como ha ocurrido estas semanas con el peor inicio de precios de los últimos seis años.
Ante Fruit Attraction: “De poco nos valen novedades, halagos y palmadas en la espalda cuando lo que se necesitan son unos precios justos”
“No podemos estar esperando a las bajadas de temperaturas para vender de forma digna, el tiempo es un factor condicionante y no la excusa para el hundimiento de precios, esperar a que llegue una ola polar no es forma de gestionar un sector como el nuestro”, señalan desde la Organización Agraria. “Esto no es nuevo y se repite año tras año, es normal que los agricultores estén hartos e indignados por la situación”.
La situación ha cambiado algo y las pizarras se han empezado a recuperar para berenjena, pepino y calabacín, si bien insistien en que «es preciso que exista voluntad por actuar siempre que lleguen momentos como el que hemos vivido este inicio de campaña, y que se vienen repitiendo sin que se tomen las medidas o mecanismos que existen y que están en manos de las OPs y de la Interprofesional. Por ello resulta imprescindible que se establezcan mecanismos concretos para situaciones concretas y que se puedan poner en marcha de forma ágil y rápida». que frenen situaciones como las actuales, con el peor inicio de precios de los últimos años.
Además, ASAJA pide al sector que se encuentra esta semana concentrado en su cita grande en Madrid que en las negociaciones con clientes y en los acuerdos sea responsable, defienda el precio, no regale las hortalizas y se defiendan los intereses de los productores, ya que están siendo los grandes olvidados. “De poco nos valen novedades, halagos y palmadas en la espalda cuando lo que se necesitan son unos precios justos”, concluyen.
Desde la Organización llevamn analizando con preocupación el arranque de la campaña, en especial en lo que respecta a los precios que este mes de octubre se han hundido.
Indignante es la situación de berenjena, cuyo valor se ha desplomado este mes y que registra la media más baja de los últimos 7 años con un precio medio de 15 céntimos cuando su precio de retirada a distribución gratuita es de 31 céntimos. Y no es el único, el calabacín viene desde el inicio de la campaña cotizando a una media de 24 céntimos, también el peor inicio de los últimos 8 años, su precio se sitúa un 57% por debajo del precio que tenía el año pasado en estos momentos. Misma situación para el pimiento que pierde un 13% del valor que tenía respecto al año pasado y vendiéndose muy por debajo del coste. Tomate y pepino también sufren esta situación con una caída respecto al año pasado del 27% y un 50%, respectivamente, siendo el peor mes de octubre de los últimos años.
ASAJA comparte el malestar generado por la situación y por la falta de actuación ante esta cris de precios así como por la necesidad de incrementar controles en fronteras por lo que no se descartan tomar otras medidas de presión.
Por último hacemos un llamamiento a la comercialización, a la Interprofesional y a las Administraciones andaluza y central (encargada de las fronteras) para que defiendan los intereses del sector agrario y tomen medidas cada uno en la parcela que le corresponda y eviten que nuestras fronteras sean un coladero (ya sea en forma de inspecciones y controles), garanticen la existencia de contratos, el correcto etiquetado, eviten la presencia de prácticas contrarias a la Ley de Competencia, y prevean la gestión de mercado y retiradas de producto o extensiones de norma, entre otras cosas.