La denuncia explicaba que el chef obligaba a los clientes asiáticos a sentarse cerca de su cocina- para que se impregnara el olor a la hora de preparar los platos- y de que les reservaba la carne de peor calidad o incluso en mal estado, según publica que.es

     Y es que, a pesar de contar con tres estrellas Michelín, César Ramírez no pagaba las horas extras- obligándoles a alargar su jornada laboral hasta 70 horas semanales- y de incrementar el precio de la carta en hasta un 20%.

     ¿Cuál ha sido la reacción desde el propio restaurante? ¿Se han pronunciado o se han quedado al margen? Ha sido el dueño del local, Moe Issa, el que a través de un comunicado aseguraba que su local "está orgulloso de la diversidad de su equipo" y que "cualquiera que vaya a comer allí es bienvenido". Eso sí, de la carne ni ‘mú.’

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