ASAJA de Toledo ha demandado mayor flexibilidad en el uso del purines como abonos orgánicos, ante las limitaciones que se introducen con las nuevas condiciones medioambientales que entrarán en vigor en 2023 con la PAC.
La condicionalidad reforzada (condiciones medioambientales de la nueva PAC) plantea nuevos requisitos y endurece los ya existentes con relación al uso de materias orgánicas como el purín y el estiércol para el abonado de tierras, limitando los períodos de tiempo en que se puede verter. Las prohibiciones de echarlo entre abril y junio y, después, entre la cosecha y el 1 de septiembre, restringe su uso exclusivamente a unas semanas antes de la sementera y en cobertera.
La presidenta provincial de ASAJA, Blanca Corroto, ha explicado que “esto plantea un grave problema de almacenamiento de purín a las explotaciones de porcino, que tienen la obligación de contar con balsas de depósito para tres meses y no están preparadas para almacenar por más tiempo, situación que se agravaría en los meses de verano cuando, de media, las micciones en una granja se incrementan un 30%”.
Con la nueva normativa de condicionalidad reforzada, las granjas necesitarían agotar al máximo su capacidad de almacenaje de sus residuos orgánicos, contradiciendo, además, el objetivo ambiental de la ley que regula las granjas porcinas (RD 306/2020), que marca como objetivo disminuir el tiempo de depósito de los residuos, aconsejando no más de un mes y potenciando su uso como abono, enterrándolo posteriormente para evitar emisiones de CO2.
Por su parte, ASAJA Toledo propone que se permita verter materia orgánica de abril a junio en barbechos que tengan alguna cobertura vegetal, así como después de la cosecha y durante el verano en los rastrojos, aplicándolos como se hace actualmente: por inyección y con un tapado con mínimo laboreo.
Además, la organización agraria reclama una regulación coherente y que apoye de manera real el uso de los fertilizantes orgánicos para, por un lado, abonar la tierra con productos naturales y más económicos que los químicos, sobre todo teniendo en cuenta que estos últimos han incrementado su precio en un 150% desde 2021, y, por el otro, facilitar a las granjas la gestión de sus abonos orgánicos.
Es un despropósito lo que hacen los ganaderos con los Pirineos, lo echan como les da la gana, por lo menos en Asturias. Zonas turísticas apestadas, sin poder abrir las ventanas, ni salir a la calle en una semana. Y además ni siquiera dan empleo, una o dos personas.
óHace unos 30 años se prohibio el uso de los purines de granjas para abono de tierras agrícolas. Más tarde, tras el boom de las macrogranjas de cerdos, auspiciadas por clm y cyl, se volvieron a revalorizar como «abono orgánico».
En mi opinión se debería prohibir su uso en agricultura, ya que, además de la contaminación del subsuelo, acarrea malos olores y plagas de moscas y mosquitos.
La mejor revalorización que se puede hacer con los purines de granjas es su procesamiento industrial para obtener UREA, algo que sí es útil en agricultura y en la industria del automóvil. La UREA es cada vez más escasa. https://www.bbc.com/mundo/noticias-59579203.
Los agricultores, ganaderos y administraciones autónomas y estatal deberían mirar al futuro en lugar de preocuparse por la capacidad de las balsas de purines o sus usos.
Los Purines tendría. Que pasar por depuradoras y solo echar al campo Abono seco los Purines más que abonar lo que hacen es contaminar los acuíferos y lo peor es los medicamentos que echan los orines que se transmiten al agua y la tierra que no es seguro pero algo pasa a los humanos