Los acontecimientos de los últimos tres meses no han alterado la agenda del vicepresidente de la CE, Frans Timmermans, quien pese a todas las alarmas actúa como el capitán del Titanic, se niega a corregir el rumbo y lleva el barco directo al iceberg en una muestra de frivolidad e irresponsabilidad que acabaremos pagando todos los ciudadanos europeos. Por eso, Asaja Sevilla considera que «debe ser declarado persona “non grata” para el sector agrario porque promueve y respalda se reducirá la productividad de la agricultura europea y la competitividad de nuestras explotaciones, se incrementará la dependencia de las importaciones alimentarias y como consecuencia, nos dejará una Unión Europea mucho más vulnerable».
Tal como el propio Timmermans adelantó en su comparecencia ante la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo el 7 de mayo, el Comisario de Medio Ambiente presentará la Comunicación “Biodiversidad en el horizonte 2030” y la Comisaria de Sanidad y Seguridad Alimentaria presentará la estrategia “De la granja a la mesa”, dos documentos gestados en la etapa pre-COVID-19 con el objetivo de perseverar en el desarme de los agricultores y en su conversión en los jardineros de Europa.
En los últimos tres meses, marcados por la profunda crisis del COVID-19, el sector agrario, con el resto de la cadena agroalimentaria ha estado junto con la Sanidad, el Transporte y las Fuerzas Armadas y de Orden Público en auténtica “primera línea” ofreciendo de forma diaria y continuada – aparcando sus reivindicaciones para más adelante -, alimentos sanos, seguros, de calidad y en cantidad suficiente para poder dar tranquilidad a nuestros conciudadanos y contribuyendo a mantener la serenidad, al menos alimentaria, de una población confinada en sus domicilios.
Si algo ha quedado demostrado durante la pandemia ha sido que la salud y la alimentación de la población europea no pueden estar en manos de terceros países. Los sectores estratégicos no deben deslocalizarse. Al menos así lo han entendido millones de habitantes y decenas de líderes europeos, que han respirado mucho más tranquilos al comprobar como gracias a la PAC y al esfuerzo y el tesón de sus agricultores las estanterías de los supermercados se mantenían bien surtidas.
El vicepresidente de la CE persevera en su imposición de limitaciones a los fitosanitarios, los fertilizantes y los antibióticos
No obstante, de persistir estas propuestas sin sentido y contra toda lógica, la respuesta que daría el sector agrario ante una situación similar a la actual se vería muy mermada.
El sector quedaría inerme y sin margen de respuesta ante otra pandemia
El vicepresidente de la CE persevera en su imposición de limitaciones a los fitosanitarios, los fertilizantes y los antibióticos, privando a los agricultores de los nutrientes y las medicinas necesarias para garantizar la salud de los animales y los cultivos, persevera en una política regresiva y totalmente contraria a la que siguen nuestros principales competidores, arriesgando con ello la autonomía y la independencia alimentaria de la propia Unión Europea.
Aunque las cifras no son definitivas, los últimos borradores a los que ASAJA-Sevilla ha tenido acceso plantean que obligatoriamente la superficie de agricultura ecológica sea el 25% de la superficie agraria total de la Unión Europea para el año 2030, que el 10% de las tierras agrarias se destinen a elementos no productivos, que el uso de abonos se reduzca en un 20%, que el uso de fitosanitarios se recorte en un 50%, así como también se abre la posibilidad de incrementar las zonas incluidas en Red Natura 2000, con las limitaciones que de ello se derivan para la actividad agrícola y ganadera.
Por eso exigimos que el Comisario de Agricultura se oponga frontalmente a un proyecto que se ha construido principalmente, contra los agricultores y ganaderos, mientras que a los demás sectores y a las zonas urbanas solo se les anima a actuar de forma voluntaria.
Es por ello por lo que ASAJA-Sevilla considera que el vicepresidente Timmermans debe ser declarado persona “non grata” para el sector agrario, puesto que con los dos documentos que la CE tiene previsto presentar el próximo miércoles y que él promueve y respalda se reducirá la productividad de la agricultura europea y la competitividad de nuestras explotaciones, se incrementará la dependencia de las importaciones alimentarias y como consecuencia, nos dejará una Unión Europea mucho más vulnerable.
Para conseguir que Europa vuelva a la normalidad será necesario hacer una previsión de daños y poner encima de la mesa todos los elementos de reconstrucción necesarios, por lo que no es el momento para escatimar si “no queremos dejar atrás”, no a uno sino a muchos sectores.
«Las próximas semanas y meses van a ser decisivos para vislumbrar cual será la vía que al final tome Europa para abordar estos retos de tan enorme calado. Ojalá en esta ocasión los dirigentes europeos no se equivoquen», señalan desde la organización que no quiere tener que declarar persona non grata a más políticos.