Más allá de la España vaciada, hay una España ‘unipersonal’, pues en un total de 1.943 núcleos poblacionales del país sólo vive una persona y, curiosamente, en la mayoría de las casuísticas se trata de un hombre.

Así se desprende de los datos del Padrón Continuo por unidad poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), unas cifras que, como explican desde este organismo, no se deben circunscribir al concepto de pueblo.

En el padrón continuo se entiende como núcleo poblacional también a los espacios denominados «diseminados» en los que incluyen entidades como polígonos y campings, entre otros.

Tras eliminar repeticiones, la cifra definitiva de núcleos poblacionales de la España ‘unipersonal’, con un sólo vecino, se queda en unos 1.800.

Como dato curioso del análisis pormenorizado se puede extraer una conclusión: son mayoritarias aquellas poblaciones cuyo único habitante es hombre en un 63% (1.134), mientras las mujeres sólo representan el 37% (666) de la muestra.

Por otro lado, la provincia con más unidades poblacionales con único habitante es Lugo (560), seguida de A Coruña (353) y Asturias (337) y con menor número de estos núcleos destacan Vizcaya y Cádiz (1), Sevilla (2) y Zamora (3).

LA VOZ DEL TERRITORIO VACÍO

Un ejemplo de esta realidad de la España ‘unipersonal’ se vive en la pequeña aldea de Biamón en Asturias, donde Mariano Hortal es el único vecino, tras su decisión de volver a la casa familiar al obtener la prejubilación.

Y su vivienda es la única que queda en pie, pues el resto de las edificaciones están derruidas porque, según explica en una entrevista a Efeagro, «los pueblos se abandonan enteros por asuntos familiares o de herencias».

Mariano Hortal alza su voz desde su soledad para pedir a las administraciones que se imponga una normativa para que quien tenga la propiedad o la herede esté obligado a restaurarla, venderla o regalarla si no se puede o quiere hacer cargo de ella.

Aún así, no le importa estar solo, pues con su vehículo puede acercar a su familia a su aldea y acceder a los servicios básicos, como la compra, para lo que tiene que desplazarse algo más de 30 kilómetros hasta el pueblo más cercano.

La orografía de esta aldea no sólo la aísla en cuestión de comercio, también en cuanto a las telecomunicaciones, aunque ya se ha avanzado.

En Biamón el internet y la televisión llegan vía satelital pero la cobertura telefónica no tiene cabida en el desfiladero de los Beyos, por el momento, y tampoco es una cuestión que a Mariano le importe en exceso, pues se «defiende muy bien con Whatsapp» a sus 70 años.

Hace más de veinte que Mariano tomó la decisión de volver a su aldea y pide para ella que las administraciones inviertan en telecomunicaciones, pues es una de las causas de que muchos jóvenes no se queden en el rural.

Precisamente, el Gobierno ha aprobado esta semana llevar la banda ancha por fibra a cerca de 400.000 hogares y empresas de zonas rurales gracias al programa Unico Banda Ancha 2023-5G.

SIN POLÍTICAS REALES

La desconexión es una de las causas del éxodo rural que está sufriendo España, no solo en términos de acceso a los pueblos sino también por cuestiones laborales o sociales, explica el catedrático de Sociología y Políticas Públicas de la Universidad de Zaragoza, Carlos Gómez Bahillo.

La falta de comunicación impide que los nómadas digitales puedan trabajar en remoto desde estas aldeas lo que hace imposible una población fija en el mundo actual, salvo que su oficio esté ligado a los recursos endógenos.

Pero no es la única causa, también alude a la falta de políticas reales, pues estas deberían ser más «imaginativas y creativas», es decir, no se puede llegar a toda la España rural, pero hay que ver el potencial endógeno de crecimiento y riqueza de los territorios para potenciarlos, añade.

La España unipersonal no es más que un estado previo de la España vaciada, uno de los desafíos del reto demográfico ya definido en España.

Su magnitud es conocida y palpable, pues en España hay 8.131 municipios de los cuales más de 3.400 están en riesgo de despoblación o lo que es lo mismo, el 42 % del territorio, según los últimos datos ofrecidos por el Banco de España.

Y por eso, desde cualquier mínimo altavoz, reclaman cambios y normativas para asegurar su supervivencia antes de que al apagarse su voz, se queden totalmente vacíos.

(Fotos: Mariano Hortal / Efeagro)

×