Sinceramente no sé qué me sorprende más, si que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, MIguel Arias Cañete, haya apostado por crear una lista negra en la que se excluya de las ayudas de la PAC a todo aquel que no sea "activo”, lo que afectaría a campos de golf y aeropuertos, o el pensar que durante años mientras miles de agricultores y ganaderos veían cómo perdían dinero campaña tras campaña y se llevaban la reprimenda de ciudadano de a pie porque sólo “viven de las subvenciones” había cientos de campos de golf y aeropuertos que cobraban un dinero que no les correspondía y que se lo que quitaban literalmente del bolsillo de quienes sí trabajan la tierra.
Claro que si, además, uno ve cómo mientras el ministro español pone sobre la mesa esa realidad (que se sabía pero que nunca se decía públicamente), el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, el mismo que lleva tiempo intentando arañar cada euro que pueda de los agricultores y ganaderos españoles, afirma sin ningún rubor que la definición de agricultor activo es un asunto comunitario y que, literalmente, asegure que "no puede ser que un campo de golf o un aeropuerto reciban ayudas en un país y en otros no", uno no sabe qué pensar ni decir. Porque dicho de un modo más claro, que hasta ahora todo el mundo se había conchabado para dar dinero de la PAC a quienes no lo merecían mientras se rasgaban las vestiduras por que quienes viven de ella sólo piden lo que consideran que es justo recibir.
Por eso, sólo se puede aplaudir al ministro Arias Cañete no sólo por plantearlo y sacar a la luz esta realidad que nadie quería decir, sino incluso por señalar que sea o no obligatorio, en España se va a aplicar esta ‘lista negra’ y que todo el dinero que llegue de la PAC irá a quienes realmente se lo merecen, a los “activos”, a los que se dejan la piel para sacar adelante un sector que sigue siendo básico en la economía de este país, y mucho más ahora en materia de exportación.
Lo malo es que esto puede tener un problema, que al quitarle el dinero a esos aeropuertos que nadie usa, alguien decida darles un uso de verdad y quitar las pistas para plantar cereales, frutales o cualquier producto hortícola, aunque seguro que se dejan en algún rincón la placa con el nombre del pesidente autonómico o de la Diputación de turno que estrenó las instalaciones. O, peor aún, que cuando el trílogo apruebe la PAC no sólo habrá que leer la letra pequeña del acuerdo, sino incluso debajo de las grapas, porque ya no tengo tan claro que cuando se habla de destinar más dinero al ‘greening’ se refieran realmente a una agricultura ecológica y no a los ‘greens’ de los campos de golf o a las tiendas de los aeropuertos que vendan flores. Porque cuando se ha hecho una estafa durante tanto tiempo, es difícil, y sobre todo con políticos de por medio, en no pensar que se va a cerrar otra en cualquier momento.