El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha calificado de otro disparate más de la nueva reforma de la PAC que se obligue a los agricultores a sembrar con más frecuencia en tierras de baja calidad, lo que implica mayor uso de fertilizantes, más labores agrícolas en el campo y habría más cosechas, pero con menos producciones por la falta de “descanso” de la tierra.

Fernández de Mesa ha explicado que en uno de los nuevos eco-regímenes se obliga a dejar como máximo el 20% de la tierra de cultivo de barbecho.  Deja como excepción para subir al 40%, a criterio de las comunidades autónomas, las comarcas de pluviometría media, conforme a la serie decenal 2011-2020, inferior o igual a 400 milímetros. Sin embargo, quedan excluidas de esta excepción en el norte de Córdoba, cuando es una realidad que ocurre esta circunstancia en muchos términos municipales de esa zona, aunque no ocurra a nivel de comarca por ser muy amplias y diversas en cuanto a pluviometría y suelos.

También, se obliga a efectuar una rotación como mínimo del 50% con respecto al cultivo de la campaña anterior y a sembrar como mínimo un 10% de especies mejorantes.

En muchas zonas desfavorecidas se venía haciendo históricamente una rotación más a largo plazo por, entre otros motivos, el manejo del ganado ya que tienen cercas para compatibilizar el ganado con las siembras, la mala calidad de las tierras y la baja pluviometría.

Especialmente afecta a aquellas explotaciones en estas zonas que tienen tierras arables y ya no son ganaderas y no pueden acogerse a eco regímenes de ganadería, como por ejemplo ocurre, en la zona norte de Córdoba, donde es habitual sembrar cada 4 años.

Por ello, “esas nuevas obligaciones van contra la lógica agronómica de esas zonas”.

Esto conlleva que estos agricultores tampoco puedan solicitar este eco-régimen si mantienen las actuales formas de cultivo, con la consiguiente pérdida de ayudas, a no ser que se adapten a esa obligación de sembrar con mayor frecuencia.

MÁS COSTES Y MENOS RENTABILIDAD

Fernández de Mesa afirma que esto conlleva “penalizar de forma gravísima la renta de estas zonas, que son desfavorecidas, lo que aumentaría el problema de la despoblación y llevará al abandono de explotaciones por falta de sostenibilidad económica”.

En su opinión, esta norma demuestra “un gran desconocimiento del Ministerio de Agricultura sobre la realidad del campo”, por lo que, en estas zonas y esos tipos de suelo, debería permitirse, como mínimo, que se aumentase el tanto por ciento de barbecho y que se disminuyese de forma notoria el porcentaje de rotación.

En definitiva, para Asaja Córdoba este nuevo eco-régimen “va a suponer un empobrecimiento del suelo, es menos sostenible y ecológico, supone más consumo de gasoil (por tanto, emisión de CO2), mayor uso de fertilizantes, menos biodiversidad, implica mayores costes para el agricultor e impide un ingreso extra en estas zonas desfavorecidas”.

Por tanto, “lo que se supone que es una práctica beneficiosa para el clima y el medio ambiente, se convierte en una práctica perjudicial para lo que se pretende y, encima, con mayores costes para el agricultor y menor rentabilidad de sus explotaciones”. Otro “disparate de esta nueva PAC, que dará lugar al efecto contrario al pretendido”, concluyó Fernández de Mesa.

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